Universidad Omega,155, Semanario Universidad,
abril 2023.
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El conflictivo período reconocido todavía como Semana Santa, porque en ella se recordaría la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, hijo de Dios y Dios él mismo, genera para muchos días feriados y pagos, humildes devociones sinceras, católicas celebraciones institucionalizadas y, también, ocurrencias curiosas. Dentro de estas últimas ha de ubicarse un artículo de autoría de Víctor M. Mora Mesen, quien se identifica como franciscano conventual, y al que, el editor de las páginas de opinión de La Nación S.A. le concedió un amplio espacio el pasado 4 de abril de este 2023. Su autor lo tituló “Las locuras del dictador y el satán”. El texto trata de asuntos diversos (en un orden complejo de descifrar), y parece dedicado a ratos a Daniel Ortega y en otros a una crítica del poder absoluto cuando se carece de un satán (traducido éste como alguien que, con diplomacia, interrogaba al “monarca (o incluso a Dios, paréntesis nuestro) acerca de la veracidad de sus opiniones o la conveniencia de sus decisiones.”
Hoy lo usual es que ‘satán’ se traduzca como el Diablo, el Demonio, una personificación del Mal Absoluto, el metafísico inducidor del pecado con el que se pierde todo. Lo más humanamente parecido a este engendro sería hoy quizás Donald Trump (él se mira todavía líder en una potencia mundial) o, para quienes aún ven en Rusia una fortaleza comunista, Vladímir Putin. Daniel Ortega y su esposa, aunque hagan sufrir a muchos nicaragüenses, no dan la talla de Satán. Si así lo deseara, el gobierno de EUA podría deshacerse de ellos en horas y nadie protestaría, excepto quienes se ven hoy beneficiados en los negocios que tornan millonarios a la pareja Ortega Murillo.
Retornando al artículo de Mora Mesén, él habla de “monarcas absolutos” a quienes el poder “puede enfermar (…) y hacer tomar decisiones fuera de toda lógica o suposición”. En realidad, el adjetivo ‘absoluto’ para calificar acciones o naturalezas humanas resulta inconveniente. Los individuos de la especie, cualquiera sea su tesoro o rango siempre se remiten a circunstancias. En ciertas circunstancias algunos tienen mayor capacidad de decidir sus acciones que otros. Pero humanamente lo que existe siempre es una acción en circunstancia. La acción determinada por la circunstancia puede o dañar o beneficiar a muchos o pocos, pero siempre resulta circunstancial. Por supuesto, puede fijarse objetivos o metas de más amplio o corto plazo. Estas metas resultan de acciones pertinentes y cuando se alcanzan se ha tenido éxito sin que importen las motivaciones (amistosas, constructivas, odiosas o destructivas). En este sentido, los satanes críticos resultan constructivos. Pueden alertar sobre el logro o resultados de las acciones. Ningún humano, con o sin satanes, puede esperar que sus acciones, por meditadas que sean y por la limpieza con que se ejecuten, alcancen las metas buscadas con su ejecución. La acción humana contiene siempre un margen de incerteza y error y los satanes no pueden eludirlos porque son seres humanos y lo buscado/deseado con una acción determinada puede fallar, tener alcances impensados o conseguir éxitos fortuitos.
Lo que hace oportuno y útil al satán, entonces, es la incerteza de la acción humana que se ejecuta respecto a condiciones complejas que se combinan de modo que resultan cada vez nuevas. El satán previene así sobre las posibilidades del éxito esperado y que no se produce o que genera alcances no previstos. Por ello es que la locura de un dictador puede resultar exitosa y la virtud de un santo precipitar catástrofes. Una referencia bíblica al respecto se encuentra en el evangelio de Marcos, capítulo 8: “29. Entonces Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.30. Pero Jesús les dijo con firmeza que no conversaran sobre él.31. Luego comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los notables, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, que sería condenado a muerte y resucitaría a los tres días.32. Jesús hablaba de esto con mucha seguridad. Pedro, pues, lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo.33. Pero Jesús, dándose la vuelta, vio muy cerca a sus discípulos. Entonces reprendió a Pedro y le dijo: «¡Pasa detrás de mí, Satanás! Tus ambiciones no son las de Dios, sino de los hombres.» 34. Luego Jesús llamó a sus discípulos y a toda la gente y les dijo: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga.35. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, y el que sacrifique su vida (por mí y) por el Evangelio, la salvará.”.36. ¿De qué le sirve a uno si ha ganado el mundo entero, pero se ha destruido a sí mismo? 37. ¿Qué podría dar para rescatarse a sí mismo?38. Yo les aseguro: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga con la Gloria de su Padre rodeado de sus santos ángeles». Como se advierte, Jesús actuaba como Satán cuando juzgaba el asunto lo requería.
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