Universidad Omega, Nº 122
Semamario Universidad,
Marzo 2022.

 


   Los domingos (día del Señor Dios=dies dominicus) el periódico La Nación S.A. inserta en su edición una Revista Dominical. La del 19 de este marzo del 2022 incluyó un articulo extendido, con autoría de la periodista Kimberly Herrera Salazar, sobre Vladimir Putin uno de los actores principales de la actual guerra entre Rusia y el Resto del Mundo (excepto quizás China que pide comprenderla, dialogar y llegar a un acuerdo que ponga fin a la guerra --no al conflicto que la produjo--, sobre el que habría que realizar otra discusión aumentando a los concurrentes). El artículo de la periodista lleva como título: “Vladimir Putin y la enigmática infancia del líder del que se habla mucho, pero se sabe poco”. Bueno, si no se investiga con método y paciencia de nada o nadie se sabe mucho (qué se sabe, por ejemplo, del club Saprissa, centro de atención para muchos costarricenses, y de sus finanzas (las del club) en estos días) y Herrera Salazar, al menos en este artículo, no muestra especial pasión por investigar. Sus fuentes declaradas de información son precarias y escasas: en el inicio de su artículo declara “Se dice que fue abandonado, que fue adoptado, que sufrió bullying, que era un niño problemático… en fin, rumores.”. Los rumores no constituyen exactamente la mejor fuente periodística, pero al menos la periodista se muestra honesta. Por desgracia su honestidad podría conseguir que un lector abandonara la lectura de su artículo. En efecto: ¿para qué iniciar una nota periodística sobre alguien comenzando por su infancia si se carece de información confiable acerca de ella? Se podría partir hablando de su mirada (el artículo tiene buenas fotografías) o de su dicción (si se entiende el ruso), etc. En fin, que la periodista pudo comenzar hablando de la dificultad para encontrar información confiable sobre personalidades rusas (alguna vez soviéticas) y no sobre la infancia de Putin acerca de la cual la cual solo determinó “rumores” (sin precisar demasiado la fuente de ellos).

   Pero, sobre todo, la periodista pudo leer el libro sobre Putin “Primera persona” escrito por las Nataliyas Gevorkyan y Timakoya (PublicAffairs, mi Internet me bloquea el sitio con la referencia completa. Cuesta al parecer 16 dólares).
   El asunto tiene cierta importancia profesional (periodística) porque el subtítulo del artículo de la periodista afirma: “Alrededor de la vida privada del gobernante ruso existen muchas interrogantes y sus primeros años de vida no son la excepción. Las versiones oficiales´ dejan dudas.” Aquí ella duda del Estado (versiones “oficiales”) ruso (alguna vez soviético). Por decirlo escandalosamente: ahora ya no se habla sobre Putin, sino sobre un Estado y sus políticas de información. Las del ruso le provocan a la periodista “dudas”. Es poco probable que un documento oficial del Estado estadounidense describa a Donald Trump como un “bocón irresponsable”. Lo fue y lo sigue siendo, pero los papeles “oficiales” no lo dicen. Lo único que esto indica es que los documentos oficiales se dan en todas partes del mundo actual una forma que los torna ‘oficiales’ y que un periodista ha de completar su información con fuentes alternativas no oficiales (y creíbles, tras sopesarlas con el conjunto de datos). Nadie debería estimar que el trabajo periodístico es sencillo. Aunque su destinatario sea el lector de una Revista Dominical.  
         
   Y no olvidemos que se habla aquí de uno de los actores centrales de una guerra hoy localizada en Ucrania y Rusia pero que podría alcanzar al planeta (de hecho, ya lo hace: muchos empresarios en todo el mundo capitalista señalan que su margen de ganancia ha de aumentarse porque la guerra aumenta las incertidumbres y dificultades que acompañan a todos los negocios). Puede que la personalidad de Putin sea deleznable, pero se trata de un “insignificante” importante para la existencia en este mundo. De modo que incluso en una revista dominical hay que tratarlo con rigor profesional. E, incluso, no hablar de él en esa Revista, sino en otro espacio. Putin y Biden (y también Volodímer Zelensky, presidente de Ucrania) quizás no sean figuras a tratar en una Revista Dominical. Excepto que se desee frivolizarlos.

   Esto último quizás sea la voluntad de la periodista Herrera Salazar. Así nos informa que Putin sin duda nació. Pero que no es seguro quien sea su madre. Escribe: “…una década atrás, una mujer de Georgia aseguró que ella era la verdadera madre del gobernante ruso”. Esta eventual verdadera madre de Putin (tal vez ya haya muerto) no tolera identificación alguna de modo que habría que interrogarla de manera brusca si se la encuentra (eso sí, buscando siempre la verdad): “¿Has parido alguna vez un maldito hijo de …?”. En todo caso, quien se presentó siempre oficialmente como madre de Putin se llamó Maria Ivanovna Shelomova. O sea que ha de haber sido conocida como Mariña, o algo así. No resulta extraño que las Mariñas rusas o soviéticas trabajen en fábricas, como obreras. Sus maridos, cuando no están en una guerra, suelen ser asimismo obreros. Monótonos que son los rusos.

   En todo caso, lo más relevante que la periodista Herrera Salazar nos narra de Putin fue su combate con una rata (no es una alusión al presidente de Ucrania). Es así; ((Herrera dice citar desde el “First Person”, ya referido): Putin vive con sus padres en un departamento para obreros “En First Person la maestra detalla que al ser un apartamento comunal no había ningún tipo de comodidades: no había agua caliente, bañera y el baño “era horrible”. Hacía mucho frío y las escaleras eran inseguras, con huecos por todas partes.” // “Había hordas de ratas en la entrada principal. Mis amigos y yo solíamos perseguirlos con palos. Una vez vi una rata enorme y la perseguí por el pasillo hasta que la llevé a una esquina. No tenía adónde correr. De repente azotó (probablemente se debió traducir latigueó) y se arrojó sobre mí. Estaba sorprendido y asustado. Ahora la rata me perseguía. Saltó por el rellano y bajó las escaleras. Por suerte, fui un poco más rápido y logré cerrar la puerta de un portazo”, comenta en su autobiografía”. Es decir, Putin, según se presenta la situación, les teme a las ratas grandes. Cuando arriman candela, huye.

   Habría que pasarle el dato a los enemigos de Putin. Si uno de los bandos huye o rehúye, el otro puede aprontarse a cantar victoria. Y después hay quienes dicen no aprender nada cuando se lee la Revista Dominical.
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Convrsación
   Celeste, Frances, Julio (Costa Rica). ¿Es en realidad tan difícil encontrar información sobre Putin?

   HG. – Aparentemente no. Pero seguro depende de quien la busque. Putin es proclive a dar información sobre sí mismo a medios occidentales y rusos y un ejemplo de lo primero es su entrevista en televisión (alrededor de cuatro horas) con el prestigioso cineasta estadounidense Oliver Stone (n. 1946) Muy originalmente se llamó “Entrevistas con Putin”. Esto fue en 2017. En estas series televisivas Stone había entrevistado previamente a Fidel Castro y Hugo Chávez. Las producciones en televisión de Stone buscan desmitificar la vida política en beneficio de los ciudadanos estadounidenses. Valora que ellos son sistemáticamente desinformados por la prensa y hace lo que está en su mano por combatir esta desinformación. La serie de programas con Putin se llamó “Conoce a tu enemigo”.