Universidad Omega,
Nº 114, julio 2021.

 

 

  En la saga de personalidades heroicas y dignas que ha creado el imaginario moderno para mostrar que en su mundo existe esperanza están El Zorro y Robin Hood, este último antecedente del Che Guevara. Robin y Ernesto organizan y arman a los sectores populares para que puedan enfrentar y vencer a quienes los desean inermes para explotarlos y ningunearlos adjudicándose un monopolio del heroísmo del que usualmente carecen. Otro héroe es El Llanero Solitario (The Lone Ranger) que desea limpieza y justicia en el mítico Oeste estadounidense, tarea en la que se acompaña con ¡un indio americano! El político costarricense Ottón Solís, para nada imaginario, puede agregarse a este colectivo de héroes, solo que producido por un pequeño y raro país que resiente a los héroes (parece preferir al astuto acomodado mediocre o del todo vil). En estos días de neurótica pandemia obsesiva, Solís ha vuelto a ser noticia porque el Gobierno lo designó representante del país en la OCDE (el lema de esta institución es ‘mejores políticas’ para una vida mejor)’, instancia actualmente aclamada en Costa Rica como un espacio internacional maravilloso cuyo discernimiento y limpieza salvarán a CR. Nadie desea reparar en, menos mencionar, que algunos Estados latinoamericanos hacen ya parte de la OCDE, alguno desde hace ya rato (México 1994, Chile 2010, Colombia, 2020, los números indican el año de ingreso) y que la realidad de estos países probablemente no la desea ningún costarricense mentalmente sano. Chile, por ejemplo, sufrió hace un par de años un levantamiento social que obligó a sus autoridades a llamar a una Constituyente (el presidente en ejercicio quiso antes intentar un segundo pinochetazo; los militares se lo negaron), Colombia, en estos días de julio del 2021, “exportó” a un grupo de sus paramilitares asesinos para ejecutar al presidente de Haití (los desinformadores de siempre quisieron cargarle a Venezuela el asesinato) y México tiene casi el 70% de su población en pobreza y miseria. La pandemia ha contribuido a esta cifra, pero sin ella, México exporta poblaciones y está entre los países con los más altos indicadores de vulnerables económicos del subcontinente. Algo tendrán que ver las políticas públicas de los países ocdeanos en estos resultados. De manera que la OCDE no es la pomada canaria para las economías/países latinoamericanos en absoluto.

   Bueno, el asunto es que el gobierno de Costa Rica nombró a Ottón Solís como su representante en la OCDE y ardió todo. Diputados de muchos colores alegaron que paralizarían créditos que ayudarán al país a salir del descalabro que ha significado el coronavirus si el nombramiento se sostenía. Otros gritaron que el presidente del país no tiene la autoridad para hacer ese nombramiento (lo que, aunque así esté normado no deja de ser curioso) y no falta quien aconseja a Solís no aceptar la designación del presidente y promover así un nuevo nombramiento. Los vociferantes estiman que el funcionario que debería representar a Costa Rica en la institución de los milagros ya está allá y que la OCDE lo desea a él. Pero el alboroto, aunque se relaciona con el procedimiento de la designación (¡escaparía de la voluntad de la OCDE!) se sigue de algo distinto. Ottón Solís abandonó años atrás el Partido Liberación Nacional (lo más cercano a un partido político que ha tenido Costa Rica, si se exceptúa su organización comunista) denunciando su corrupción interna. Los gobiernos del PLN resultaban así corruptos y también lo eran sus dirigentes políticos y especialmente sus cuadros medios. La política en el país se movía en función de un Estado clientelista y patrimonial. Solís abandonó al PLN y su principal bandera fue entonces el de la honestidad en la función pública. Le valió chota y odio. Ambos alimentan la actual furia.

   Denunciar la corrupción de muchos políticos (no de todos), y especialmente del PLN, se salía de lo permisible. Así, Ottón Solís creó un nuevo partido, el Partido de Acción Ciudadana, PAC, y con él perdió un par de elecciones presidenciales. Su defecto aquí fue crear el partido, y no construirlo. Por ello, el PAC resultó un conglomerado con particularizados segmentos internos y con escasa o nula visión de país. El mismo Ottón no resulta persona grata para algunas de las secciones del PAC. El desafío tiene resolución, pero nadie acomete la tarea y las elecciones más amplias se realizan cada cuatro años. Desde estas dinámicas Ottón Solís, pese a sus méritos, ha ido quedando solo y aislado. Pero no olvidado. Para muchos ‘liberacionistas’ es la causa de todos sus males. Olvidan que hace poco no tuvo reparos para colaborar con la expresidenta liberacionista Laura Chinchilla en una propuesta que habría ayudado a mitigar la crisis económica multiplicada por la pandemia en curso.
  

   Curiosa población, y sociedad civil, la costarricense. Atrapada por la saturante inmediatez, no se da capacidades para reconocer y acuerpar (con críticas y aplausos) a quienes podrían ser sus mejores políticos. El punto inevitable de esta condición es que tampoco el costarricense puede identificar a los peores entre ellos. Parecen padecer una insuficiencia trágica los costarricenses. del mSe entienden y comunican mejor el pez gobio y el camarón ciego en el fondo del mar. Y es que en estos parajes del analfabetismo la Virgen de los Ángeles no ayuda. Ottón Solís es, desde casi siempre, o al menos desde que se confesó honesto, un cadáver político. Y, en cambio, a quienes hace mucho debería haberse descartado, los costarricenses no les conceden sana sepultura. Se sigue estimando que alguna vez dieron lo mejor de sí al país. Achará ciudadanía. Estará de Dios, decían, y dicen, los viejitos. El problema es que se lo crean y lo griten quienes solo tienen 20 años.
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Conversación

Ema Luisa. – (Costa Rica).- Hoy (14, 07, 2021) en el periódico La Nación apareció un artículo semejante al suyo. Denuncia a quienes se ensañan con Ottón Solís a quien se describe como “…alguien a quien a lo largo de su vida se ha distinguido por su honradez, su dedicación al trabajo y ética profesional.  No creo que haya alguien que discuta esos valores”. Termina afirmando que “… don Ottón Solís por su formación académica en la materia (que muy pocos de los que hoy lo insultan tienen) e interés en las artes y las letras, es siempre un excelente representante de Costa Rica”.

HG. -  También lo leí. Lo firma Inés Trejos Araya, quien se identifica como exviceministra de Cultura. Me parece importante que existan voces que discrepan de lo que se desea un linchamiento. Por desgracia un artículo resulta valioso pero insuficiente. Especialmente cuando la línea del periódico se inclina por una lapidación que debería ser repudiada por los costarricenses e incluso por otros partidos políticos. Es asunto de un saneamiento mental y espiritual que Costa Rica requiere. El mismo periódico, en pluma de un exDirector del medio, había aconsejado a Solís días antes, en artículo no ofensivo, que rechazara o renunciase al nombramiento en la OCDE. Es decir que aceptara las observaciones que, de buena o mala fe, le hacen quienes lo rechazan por su trayectoria pública. El artículo de Inés Trejos Araya se titula ¿Qué sucede hoy en Costa Rica? Y…Suceden exasperaciones que son signos de crisis y de fragmentaciones. Y en los fragmentos más numerosos se da patanería ignorante y maliciosa. Nada que se enrumbe a una construcción de destino político positivo. Al patán, nada lo detiene. Es obsesivo. Debería querer reeducarse. Pero, al contrario, está ansioso de insistir en lo que carcome la sociabilidad fundamental. Las inclinaciones personales han de someterse al diálogo constructivo. Aquí se trata de palabras perdidas. Si los costarricenses pudiesen votar en EUA muchos se habrían inclinado por Donald Trump. Y habrían marchado amenazantes contra el Capitolio porque estiman que las distancias políticas se resuelven con el grito y el mazo. En el inicio de esta crisis, que tiene su centro en una pandemia, un quinteto de costarricenses notorios pedía que los desafíos se resolvieran a patadas. En realidad los desafíos se resuelven transformándolos en problemas y activando las acciones colectivas que quizás puedan resolverlos. Para el patán, esto es perder el tiempo. Por lo demás, el patán siempre tienen prisa por arribar a sus malos finales.

Silvia, Hugo (Costa Rica). - Al parecer el periódico La Nación no quedó conforme con la renuncia de Ottón Solís a su nombramiento en la OCDE. Hoy (16 de julio) publica en su página de opinión con letra de tamaño inusual: “¡No más Ottones!” Lo firma la “diplomática de carrera” Andrea Arroyo Mora. Ataca los nombramientos en el servicio exterior de personal no especializado a los que tilda de “nombramientos políticos”. Bueno, todos los nombramientos que hace el Gobierno son políticos. Pero el título en letras grandes y en esta ocasión ofende a Ottón Solís. Pudo haberse evitado. El funcionario periodista responsable por la página pudo hacerlo. No lo advirtió o no quiso hacerlo. Lástima de obsesión contra un político que figura entre los escasos responsables y honestos.

HG. -  Y Solís ni siquiera es comunista. Es un político de centro-derecha, reconocido como laborioso, con estudios y prestigio institucional en el extranjero, es decir alguien de quien la Costa Rica sana puede sentirse orgullosa. Por lo demás, los nombramientos de diplomáticos o en instancias extranjeras a veces recaen en personal especializado y en otras en personalidades escogidas a dedo. Se puede hacer así porque en el exterior tendrán personal de apoyo. Y, desde luego, pueden resultar escogidos amigos sin experiencia o, por el contrario, competentes. Ahora, Ottón Solís no es diplomático, pero tampoco ignora los desafíos del cargo. No creo hubiese defraudado en la OCDE. Ha demostrado que se empeña en hacer las cosas que mejor convengan al país. Por supuesto, puede equivocarse. Estimo que sí hubo voluntad de mortificar en el artículo. El responsable del periódico procedió mal. Y si no existió tal voluntad, faltó tacto. Ottón Solís no merece que manoseen su nombre. Y los costarricenses que lo manosean, o se añaden al “festejo”, deberían experimentar vergüenza. Ahora, no estimo Andrea Arroyo Mora esté entre estos últimos. Ella quiso aprovechar la oportunidad. Está en su derecho. El título de su artículo, ysu diagramación, resultaron desafortunados.

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