Universidad Omega,
N° 76, julio 2019.

DESVERGÜENZAS CÓSMICAS

   El pasado 17 de julio La Nación S.A. publicó un editorial que tituló “Vergüenza nacional” porque dirigentes de los “pequeños grupos estudiantiles empeñados el crear desorden” no atinaron o no quisieron responder preguntas de un funcionario (R. Rivera) en una entrevista a la que llegaron al local de Radio Monumental. El funcionario Rivera añadió a su entrevista cara a cara una, por el momento no comprobada, conversación telefónica con el presidente del Movimiento Estudiantil de Secundaria, Kenneth Sánchez. Este desmintió haber sido entrevistado telefónicamente. Acerca de las opiniones de los estudiantes, en la cita con el funcionario Rivera, La Nación S.A. comenta: “El sistema educativo tiene razones para sonrojarse ante la incapacidad de los alumnos para el pensamiento crítico o, siquiera, la coherencia”… “al instante se hizo evidente que quienes convocan (…) no saben por qué lo que hacen”, “si no saben por qué se manifiestan, tampoco entienden los métodos empleados”. Añade el editorial: “Si el pensamiento lógico, la información básica y la coherencia se echaron de menos en la entrevista, la comprensión de elementos básicos de la discusión se tornó alarmante”. El editorialista remata: “Confusión mental”. Traslada igual barbullo mental a quienes manipulan a los estudiantes. El tiro se dirige al dirigente sindical Albino Vargas. Se recordará que el funcionario de Radio Monumental habló cara a cara con personas que no eran dirigentes estudiantiles y que sostuvo una conversación telefónica con uno que negó haber sido telefónicamente contactado. A este “periodista” el editorial le concede la plenitud de la seriedad y coherencia. Se trata de la Razón Humana contra la Ignorancia y el Guirigay.

   Nadie negará que los estudiantes son costarricenses. Y educar, educan la familia, el barrio, la sociedad, los medios masivos, hoy día el planeta vía Internet y la Internet de Las Cosas o Cuarta Revolución. Obviamente también educa la Escuela (en sentido amplio).  Pero no es la única responsable. Si los estudiantes mostraron su incompetencia lo que concurre para provocarla son muchos factores y, entre ellos, la escuela. Esta última con menos peso si es que resulta institucionalmente autoritaria y aburrida y encarnada por profesores mal pagados, con trabajo excesivo y escasas o nulas posibilidades de reinventarse periódicamente o de vincularse, desde su profesión, con las familias. De nada servirían tampoco maravillosos organizadores de experiencias colectivas de aprendizaje (llamados todavía ‘profesores’) si el sistema social no los apodera en su maravilla. La responsable de las confusiones mentales (no solo sufridas por estudiantes del sistema público de educación) de los costarricenses es la sociedad en su conjunto. La confusión que el editorial atribuye a los estudiantes (que se entienden perfectamente entre ellos) resulta fácil de palpar en las páginas de opinión de La Nación S.A.

   Un solo ejemplo. El periódico publica en su misma edicicón del 17 de julio un artículo de Francisco Pacheco (alguna vez Ministro de Educación y cercano a Óscar Arias) con el título de “Y los papás, ¿dónde están?”. El hombre se las sabe todas: “Son los falsos educadores, lo que se dan ese nombre sin actuar como tales, los que inducen a sus alumnos a abandonar las aulas y a entorpecer la marcha del país”. Estos falsos educadores se ciñen a enseñar “las técnicas de la huelga y el paro sindical (…) les han enseñado, con maestría, el arte de cerrar escuelas”. Los niños y jóvenes son títeres de maestros falsos. En realidad, los jóvenes van a las huelgas y cierres de aulas y establecimientos porque ello les concede tiempo y espacio personales, los libera del aula aburrida, autoritaria y muerta y, hay que nombrarlo, los enfrenta a la autoridad. No faltarán los que desean cambiar esta sociedad excremental o al menos el funcionamiento de su liceo.

   Antonio Pacheco resuelve los desafíos anteriores con una auténtica por sentida salida autoritaria: “…yo me pregunto: y los padres de familia, ¿dónde están ¿Por qué no agarran del brazo a sus hijos huelguistas y los llevan al colegio? ¿Por qué no ayudan a poner orden en el funcionamiento de las instituciones educativas, poniéndoles orden a sus hijos?" Puedo imaginar a adolescentes arrastrados en calles y campos por padres y madres para ser arrojados al ‘orden’ de la educación que ellos resienten como excremento. Ya aprendieron, por la acción de sus padres, que la violencia es la que socialmente manda e impera. La violencia en la familia educa. La soberbia violencia en los medios periodísticos educa. La violencia de los precios en los mercados educa. Si Costa Rica desea mejores futuros ciudadanos tiene que empezar por re-educar a sus ancianos y “adultos” y abrir escuelas para todas las edades donde se aprenda a desaprender. Y un solo sistema nacional para aprender a desaprender. Nada de públicos y privados. Los ciudadanos deben diferenciar lo público de lo privado para poder intentar ligarlos constructivamente. Obviamente las pruebas PISA no evalúan esta última competencia.

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