Seminario Teoría política marxista II 2019

DERECHAS, IZQUIERDAS, SOCIALISMOS Y EL MUNDO ACTUAL

1.- El artículo “¿Qué le pasa al capitalismo contemporáneo?”, de Angus Deaton, Premio Nobel de Economía en el 2016, contiene una crítica severa a las opiniones de Raghuram G. Rajan, profesor en la Universidad de Chicago y, de paso, una mención de rechazo a las tesis contenidas en el libro “The Future of Capitalism”, de Paul Collier (Universidad de Oxford), inglés, autor de la fórmula  Naturaleza + Tecnología + Regulación (Buen gobierno) = Prosperidad, canon opuesto a las procedimientos [Naturaleza - Tecnología + Regulación = Inanición] y [Naturaleza + Tecnología – Regulación = Saqueo]. La opinión de Deaton cierra el artículo: “El genio de la meritocracia salió de la botella y ya no hay modo de volver a meterlo”. Si consideramos lo que se discute, Deaton está por sostener el statu quo (no hay modo de cambiar las actuales fuerzas políticas objetivas) y Rajan y Collier por introducirle cambios. Si se requiere calificarlos con etiquetas, Deaton se ubica a la derecha o centro-derecha y Rajan y Collier a la izquierda o centro izquierda.
1.1.- Las etiquetas “derecha” e “izquierda” en las sociedades moderno-contemporáneas provienen de la Revolución Francesa. En su Asamblea Nacional Constituyente el Directorio se ubicaba al centro del salón, a la izquierda los partidarios ‘populares’ de la república democrática (aunque también había burguesía favorable a un rey con poder limitado) y a la derecha los defensores del rey (nobleza y alto clero). Desde entonces suele hablarse de “derecha e izquierda” para designar posiciones extremas (y eventualmente ruinosas) en un continuo político y autoasignarse una moderada y conciliadora posición de centro. La matriz espacial derecha-izquierda-centro tiene fuerte contenido ideológico y supone dudosas identificaciones estables ante los desafíos políticos. En sociedades como las latinoamericanas ‘derecha’ e ‘izquierda’ se utilizan como anatemas. Por ejemplo, D. Trump desea cambiar el mundo pero retornándolo a un orden en que EUA vuelva a ser el N° 1. Algunos lo califican de extrema derecha desquiciada lo que normalmente suele asignarse a políticos ‘de izquierda’. Como motes, ‘derecha e izquierda’ carecen de significación precisa. Un autor europeo, N. Bobbio (1909-2004) quiso asociar a la derecha con la libertad y a la izquierda con la igualdad, pero el Manifiesto del Partido Comunista (Marx-Engels, 1848) contiene la siguiente propuesta: “En sustitución de la antigua sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, surgirá una asociación en que el libre desarrollo de cada uno será la condición del libre desarrollo de todos” (final de la Sección II). La sociedad comunista resulta determinada no como una no-factible ‘igualdad’ sino la que potencia la libertad de todos y de cada uno. Obviamente no es la imagen que se tiene del comunismo.

2.- En todo caso, para un derechista Deaton (no es factible cambiar este mundo), Rajan y Collier resultan de ‘izquierda’ (hay que reestructurar este mundo: según Oxfam: El 1% más rico de la población mundial acaparó el 82% de la riqueza generada el año 2017 pasado, mientras que la mitad más pobre, 3.700 millones de personas, no se benefició en absoluto. En América Latina el 10% más rico de la población concentra el 68% de la riqueza total, mientras el 50% más pobre solo accede al 3.5% de la riqueza total. La riqueza de los millonarios latinoamericanos creció en 155 mil millones de dólares el último año. Esta cantidad de riqueza sería suficiente para acabar casi 2 veces con toda la pobreza monetaria por un año en la región. En el subcontinente, el 16% de los trabajadores asalariados y el 28% de los trabajadores por cuenta propia se encuentran en situación de pobreza).

3.- En el artículo de Sobrado/Ramírez se habla de los socialismos del siglo XX. No se menciona a Chile. Hacerlo resulta obligatorio. En este país se dio  la única experiencia de intento de transición al socialismo mediante la que debió llamarse “tránsito institucional al socialismo”. Se le llamaba en cambio “tránsito pacífico al socialismo”. Se quería avanzar hacia una sociedad socialista (con inspiración marxista) ganando las elecciones y creando procesualmente condiciones para que, sin violencia armada, se fueran dando condiciones de existencia que favorecieran a los trabajadores sin expropiar a los propietarios. Por ejemplo, en Chile se buscó crear tres espacios para la economía: una estatal  (por estratégica), otra social (responsabilidad de los trabajadores) y una privada (o sea con ganancia capitalista). El proyecto del gobierno de Unidad Popular fue adversado por EUA (administración Nixon-Kissinger), por el gran empresariado latinoamericano (y por los distintos niveles del empresariado chileno), por los medios periodísticos dominantes del subcontinente y no fue apoyado por la institucionalidad católica ni las iglesias protestantes mayoritarias. El tránsito institucional al socialismo suponía cuatro condiciones: una clase obrera económicamente estratégica; un movimiento obrero unitario; la unidad o articulación constructiva  de este movimiento le apoderaba para constituirse como eje de una fuerza nacional, y la solidez del Estado de derecho. En Chile solo se daba con claridad la primera condición. La presión internacional y la oposición interna destruyeron la economía y los errores políticos posibilitaron un golpe de Estado exitoso en 1973. El golpe de Estado se abrió a una dictadura empresarial-militar de Seguridad Nacional. Con la experiencia chilena se advertía a todo el subcontinente que no se admitiría un régimen crítico del capitalismo en el área.

4.- El término ‘socialismo’ moderno apareció en la primera parte del siglo XIX como ideológicamente opuesto al individualismo de cuño liberal (y su tesis del contrato social). Los socialismos modernos están muy lejos de limitarse al socialismo-comunismo propuesto por Marx-Engels. Se consideran ‘socialismos’ los regímenes que favorecen la dirección y coordinación del Estado en la economía y en las políticas sociales. Económicamente se le liga con keynesianismo. Han querido darse un régimen socialista y democrático países como Finlandia, Suecia, Noruega, Alemania, Austria y, Dinamarca (social-democracia europea). Ellos influyeron en el Partido Liberación Nacional costarricense, al igual que las ideas apristas (Alianza Popular Revolucionaria Americana) del peruano Víctor Haya de la Torre (1895-1979). Estas ideas son las de avanzar hacia un capitalismo nacional y latinoamericano independizado del imperialismo, democrático y afirmado en el  proletariado industrial, el campesinado, los sectores medios (propietarios y no propietarios) de la población y categorías sociales como los jóvenes. La actual reforma fiscal de la administración  Carlos Alvarado (2018-2020) es el segundo intento sistemático de extirpar los vestigios ‘socialistas’ del liberacionismo inicial (Figueres Ferrer, Oduber, Monge, principalmente). La imagen de una Costa Rica “feliz” proviene de este ya no reciente pasado ‘socialista’ (keynesiano, aprista, social-demócrata, etc.).
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