Seminario teoría política marxista 2019
DEL MUNDO ACTUAL
1.- El mismo día (18-03-2019) La Nación S.A. publica dos artículos que versan de distinta manera sobre el mundo actual. Es el mundo en que inevitablemente se inscriben los pueblos latinoamericanos. Uno de los trabajos lo firma Angus Deaton (Premio Nobel de Economía, 2015, y autor del libro “El gran escape: salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad” [2013-2015]). Su libro suele ser referido desaprensivamente por escribidores que acostumbran sostener que la especie nunca ha vivido más y mejor que en los siglos XX (segunda mitad) y XXI. Nada de qué preocuparse, entonces. Pero el artículo de este marzo lo inicia Deaton así: “Casi de repente, el capitalismo se ha puesto visiblemente enfermo. El resurgido virus del socialismo infesta una vez más a los jóvenes. Otros, más prudentes que aprecian los logros pasados del capitalismo y quieren salvarlo proponen diagnósticos y remedios. Pero sus propuestas a veces se superponen con las de quienes querrían hacer pedazos el sistema; y las distinciones tradicionales entre izquierda y derecha ya no dicen nada”. A continuación, Deaton cita el libro de un autor indio, Raghuram G. Rajam, profesor en la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago. El título del trabajo de Rajam es “El tercer pilar: como los mercados y el Estado se olvidan de la comunidad”. En él sostiene que “el cáncer que aflige al capitalismo contemporáneo no es un problema de <Leviatán> (el Estado) ni de <Behemot> (el mercado), sino de la comunidad, que ya no actúa como frenos a ambos monstruos”. En lenguaje contemporáneo, la comunidad es la ciudadanía. La sociedad civil. Precisamente lo que falla en América Latina. Rajam receta un ‘localismo inclusivo’ “…para reconstruir comunidades que den a la gente un sentido de dignidad, estatus y significado”. En América Latina no correspondería “reconstruir comunidades” porque ellas nunca han existido. Ni comunidades (recuérdese la reciente pasada elección costarricense con sus ‘restauracionistas’) ni sociedad civil. La razón para que no existan son las estructurales desagregaciones sociales y los irredentos abusos propios de sociedades de status. Resolvemos nuestras diferencias y distancias y sus desafíos aplastando poblaciones y personas. En Costa Rica hoy son los “pensionados de lujo” o ‘cacrecos de mierda’, los sindicalistas y los empleados públicos atendidos por políticos desaprensivos. Algunos añaden lesbianas, gais y nicas a este grupo de rufianes. Nadie menciona indígenas porque ya luego se extinguen. De ellos solo sobrevivirán las bólicas esculturas de Deredia. Una escultura del artista tiene más valor que todos los indígenas residentes o en tránsito en el territorio. Deaton cierra su artículo: “Como Rajan creo que la comunidad es una víctima de la captura de los mercados y del Estado por una élite minoritaria. Pero a diferencia de Rajan dudo que comunidades locales más fuertes o una política de localismo (inclusivo o no) puedan ser la cura del mal que nos aqueja. El genio de la meritocracia salió de la botella y ya no hay modo de volver a meterlo”. La ‘meritocracia’ es descrita como quienes triunfan y “en la que a sus hijos –y casi a nadie más- les va tan bien como a ellos mismos”. O sea concentran poder, riqueza y belleza y la defienden con muros contra el resto de la especie. La descripción de los meritócratas es la de un grupo suicida o genocida. Son las opciones del capitalismo actual: o suicidio o gigantesco genocidio. Ambos caminos ya se avisan. La meritocracia capitalista no llegó para quedarse. Llegó para que no quede nadie. Nada de qué preocuparse.
2.- El otro trabajo es de autoría local. Lo firman Miguel Sobrado y Gonzalo Ramírez. Titularon su aporte “Socios de pesadilla y socialismos de ensueño”. Parecen haber querido hacer una reseña del socialismo de inspiración marxista en el mundo, lo que incluye América Latina. Hacen del socialismo un “sueño”, en su alcance de irreal o fantasía que no puede realizarse. Curiosamente se les olvida mencionar Chile entre sus enumeraciones. Por supuesto no faltan Nicaragua (la actual) ni Venezuela y, obviamente Cuba. Sobre Cuba hacen chistes. Se trataría de un ‘sociolismo’ de compinches (ellos escriben “compiche”, pero ese vocablo no parece formar parte del habla cubana, propio de una sociedad isleña). El “chiste” cubano ha soportado medio siglo de embargo estadounidense (los cubanos le llaman ‘bloqueo’), tiene algunos de los mejores indicadores de salud de la región (comparte algunos rubros con Costa Rica) y su educación es la menos mala del subcontinente. Los emigrantes cubanos que pasaron por Costa Rica (rumbo a EUA) durante la administración Solís eran todos, hombres y mujeres, técnicos graduados o profesionales. ¡Hombre! Se advierte que con terror (en especial contra niños y adolescentes) la letra entra. Sin embargo el vacío más ostensible del artículo de Sobrado-Ramírez es Chile. En ese país, como es sabido por todo el mundo, menos por ellos dos, se eligió en 1970 un Presidente, Salvador Allende, que proponía un tránsito institucional al socialismo. Los partidos mayoritarios en el gobierno (socialista y comunista) eran marxista-leninistas. La experiencia tuvo como enemigo a EUA (Nixon-Kissinger) y a los grupos adinerados latinoamericanos y sus partidos políticos y medios periodísticos. Las presiones enemigas (y los errores del Gobierno) culminaron en un golpe de Estado (1973). El golpe de Estado abrió paso a una dictadura de Seguridad Nacional y al primer gobierno orientado por el neoliberalismo del mundo. “Seguridad Nacional” quiere decir violación sistemática y feroz de derechos humanos. ‘Neoliberalismo’ en América Latina se lee permisividad absoluta al capital (con exclusión del especulativo desequilibrante) y cero derechos para los trabajadores. En el caso chileno hay que sumarle granjerías (“pensiones de lujo”, digamos) a los militares. Chile no interesa tanto por su desgracia (una población trapeada y sometida) como por mostrar los factores que sin duda también influyen (y normalmente determinan) los fracasos de los ‘socialismos latinoamericanos’. Violencia imperialista más codicia neoligárquica continental, pasividad (cuando no aplauso) clerical, soledad, impresencia de poder judicial, asqueroso apoyo de los medios, desagregación social. El ‘camino fácil’ al socialismo le llaman. Desde luego, se dan errores en los procesos. Pero fácil, fácil, no la tiene ningún tipo de socialismo en América Latina. Costa Rica es excelente ejemplo de ello. Y eso que el país es “compiche” de EUA.
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