DERECHOS HUMANOS, REALIDAD E IRREALIDAD
2.- El antónimo de “vulnerable” es quien posee suficiente poder o fuerza (resistencia) para ser inmune o sea “invulnerable”. Así se presenta otra aparente paradoja: el vulnerable obtiene su fuerza, o algo de ella, de derechos humanos. En el límite, derechos humanos los tornarían invulnerables. Pobreza y miseria generan vulnerabilidad. La pobreza suele asociarse con marginalidad, empleo precario o inexistente, la calle como vivienda. Pero también son vulnerables los niños y niñas, los indígenas, las mujeres, los ancianos. La vulnerabilidad es una condición o situación socialmente producida. Una guerra (en ellas dominan los militares y sus armas) genera vulnerabilidades que no existen en tiempos de paz. Una crisis fiscal puede asimismo fortalecer vulnerabilidades y crear otras. Si los producidos como vulnerables constituyen el lugar epistémico-político-cultural de derechos humanos una sociedad que los respete no debería tener la capacidad de producir vulnerables. En una sociedad así nadie ni nada tendría un poder unilateral irresistible (o absoluto). Los poderes absolutos generan vulnerabilidades, a veces extremas. Si vulnerable se asocia con impotencia, se podría uno preguntar quién o qué alcanza poder en una crisis fiscal y quién o qué lo pierde. Lo mismo podría preguntarse para una situación de guerra.
2.1.- Ante seres divinos los seres humanos carecen de derechos humanos. El ser divino o sagrado carece de límites para sus deseos y por ello los limitados seres humanos están potencialmente siempre en deuda con ellos. Un derecho humano se seguiría de la bondad o indiferencia de la divinidad. Derechos humanos se abrirían así a un alto grado de incertidumbre. También a veces, más frecuentes e lo que se quisiera, las instituciones humanas adquieren capacidades de dioses y se ponen, como los dioses verdaderos, por encima de los simples mortales o al menos de algunos de ellos. Una sociedad de derechos humanos demanda dioses comprensivos y amistosos y también instituciones flexibles y autocríticas, transformables. Habría que recordar asimismo que el o los poderes pueden utilizarse para agredir y dividir (la violencia siempre genera desagregaciones) o para asistir-ayudar-solidarizar. Se podría desear que en las sociedades los distintos poderes siempre tuviesen esos caracteres. Potenciaría una cultura de derechos humanos. En ella, quien agrediera y rebajara sería castigado. Si hubiese creado instituciones resultarían prohibidas. En el otro frente quien asistiera-ayudara-solidarizara-reconociera resultaría exaltado. Si en todo el planeta se cultivara esa cultura de derechos humanos quizás podrían esperarse mejores y permanentes tiempos para todos.
3.- ¿Cómo sería un aula universitaria sin poderes sistémicos unilaterales? En apariencia, sería un aula donde se respetarían derechos humanos. Si no existen tales aulas hoy, en todas ellas se violarían derechos humanos. En cualquier caso no es aquí un tema que obligadamente se deba desarrollar. Queda como inquietud.
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