Seminario Filosofía y derechos humanos


PROCLAMAR DERECHOS HUMANOS

1.-  A. Gutmann, una catedrática experta del Primer Mundo,  nos dice que la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), en su primer artículo, contiene referentes morales y metafísicos y que ellos tienen el valor de un programa. El artículo referido es “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidades y derechos y dotados como están de razón y conciencia deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Gutmann lee aquí los siguientes fundamentos: a) Todos los seres humanos, o sea cada individuo de la especie, “nace libre e igual”. Se trata de una propuesta falsa. “Nacer” constituye tanto un referente biológico como una experiencia social y cultural. Ambos referentes resultan complejos. No es lo mismo nacer en un espacio urbano marginal de una madre que arriesga su existencia por desnutrición u otros males al parir, que nacer en una Clínica Privada de Nueva York o Londres desde una madre atendida meticulosamente por un equipo de especialistas que le ha prestado atención desde el inicio de la gestación de ese hijo deseado y programado. Desde luego la suerte de esos recién nacidos no está determinada enteramente en el parto, pero la aparición en este mundo de cada un individuo humano no es igual. Resulta situada. Cada quien nace en su mundo. En China nacer femenina no es para nada idéntico a nacer masculino. Recojo un texto de Internet: “En 1990, Amartya Sen, en el New York Review of Books, calculó que había 100 millones de mujeres menos en Asia de lo que se esperaría, y que esta cantidad de mujeres "desaparecidas" "nos dice, silenciosamente, una terrible historia de la desigualdad y la negligencia conducen al exceso de mortalidad de las mujeres".  El infanticidio de niñas ha sido práctica común en China e India y Pakistán, por hacer tres referencias. Es situación extrema, pero para cada individuo de la especie el nacimiento resulta peculiar y puede contener tanto discriminaciones como privilegios. La observación de Gutmann resulta falsa por ideológica y abstracta. Una generalización indebida o un buen deseo desde su propia experiencia familiar y cultural.

1.1.- Si no cada individuo nace libre e igual porque cada nacimiento constituye un caso (de lo contrario en hospitales y clínicas se podría intercambiar alegremente y por sorteo a los recién nacidos) menos cierta es todavía la afirmación de que estos diversos nacen dotados igualmente de razón y conciencia. Racionalidad y conciencia (subjetividad hacia el mundo y para sí) resultan producciones socio-históricas, o sea políticas y culturales. De nuevo, ahora por esto niñas y niños resultan singulares y no intercambiables. En las sociedades humanas el discernimiento (racionalidad) individual (y social) no es separable de la emocionalidad determinadas por los impulsos instintivos ni por la imaginación derivada de experiencia de contraste. Nos brincamos las eventuales disparidades biológicas. Toda estas expresiones de cada individuo social no tornan iguales a los individuos de la especie sino que los determinan diferentes (con algunos rasgos que podrían abstraerse como ‘comunes’) o diversos. El derecho humano es aquí a que esta diferencia inevitable (con raíz genética) no sea traducida como discriminación. Ningún individuo de la especie ha de ser discriminado por su inevitable condición de distinto. Este contenido resulta enteramente distinto a la fórmula: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidades y derechos y dotados como están de razón y conciencia”. Nadie nace libre: cada recién nacido resulta altamente dependiente, su capacidad de agencia implica oportunidades de desarrollo  y ellas lo conformarán como subjetiva y objetivamente distinto pero con la potencialidad de relacionarse con otros individuos diversos en instituciones o compartidas o que implican discriminación. La libertad, es decir una capacidad para elegir y hacerse responsable, implica obligatoriedades para las lógicas que animan a las instituciones de la sociedad (familia, escuela, sociedad civil, por ejemplo) en que ese individuo social se inserta. Así, no se nace libre sino que puede llegar cada individuo a querer ser libre. También la expresión de Gutmann podría entenderse a que cada individuo debería ser tratado como un ser libre, pero ello no ocurre sino que 'debería ocurrir', que es algo distinto. La libertad, efectiva o potencial, se sigue de procesos y ellos pueden nutrir realidades. Pero libre no nace nadie en la especie humana. La regla general propuesta por la Declaración... no es un dato de experiencia. El el camino hacia la agencia humana en sociedades altamente conflictivas descansa usualmente en experiencias radicales de contraste.

2.- ¿Por qué los seres humanos debían tratarse fraternalmente entre sí? ‘Fraterno’ se dice de una amistad de hermanos. Y ya entre hermanos puede darse un trato para nada fraterno. Disputan, por ejemplo, el amor de la madre. O una herencia. Por una veleidad divina Caín mató a su hermano Abel. El odio entre hermanos no resulta nada extraño. Y si el trato fraterno se diera entre hermanos, por qué extenderlo a otros no-hermanos. Existe una referencia mejor, que no tiene raíz religiosa: “Ama a tu prójimo, tú lo eres”. Pero esta referencia no aparece en la cita de Gutmann porque tampoco se usó en el artículo de la Declaración Universal. La projimidad es un proyecto político. Nunca ha existido universalmente porque nunca se ha intentado producir condiciones (económicas, familiares, culturales, civilizatorias) que generen projimidad. Aunque en la especie cada uno nace prójimo, no lo sabe y lo más común es que no haga suya esa projimidad (que obliga hacia otros y hacia sí mismo), es decir que nunca llegue a saberlo. Para empezar se nace varón o mujer u otro. O británico o ugandés. O católico o neopentecostal. Las iglesias en la especie dividen. Las guerras dividen. La economía escinde y propone odios. La ‘raza’ igual. Si se publicara en todos los medios del mundo que los seres humanos se tratan fraternalmente desde cierta fecha, nadie lo creería. Cada uno vive otra cosa en el seno de la familia, en el barrio, en la escuela, en el trabajo, en la existencia cotidiana. Tratarse fraternalmente en relación con el mundo que existe no es sino una frase vacía. Para tratarse fraternalmente tendrían que existir instituciones, o  que condujeran a ello. Por el contrario, existen mercados y bolsas de valores. Ejércitos, iglesias, clubes de fútbol, hinchas, Capuletos y Montescos. Y sobre todo existe Shylock. Contra Shylock, todos. Pero cada uno por distinto motivo. Shylock, en el mundo del .mercado, somos todos.

3.- La sociedad civil surge del mundo del mercado aunque parezca hacerlo desde el Estado. Por eso resulta tan cuesta hacia un arriba que no se divisa arriba derechos humanos, la projimidad, el encuentro solidario, el “estuve preso y me fuiste a ver”. Cuando se redactó el artículo 1° de la Declaración Universal citado por Gutmann se había castigado a genocidas que perdieron la Gran Guerra Dos, pero se había también mirado hacia cualquier lado para no ver Hiroshima y Nagasaki o las brutalidades del Ejército Rojo. La Declaración Universal fue un grito de ganadores y de quienes se arriman a los ganadores. Y para proclamar derechos humanos se debe interrogar a los producidos como vulnerables y a los perdedores.
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