Seminario Filosofía política

EL VOTO DEFENSIVO (V. Govaere, p. 115)

1.- En castellano “votar” y “voto” se asocian principalmente con expresar una preferencia en el marco o de una asamblea o de un cuerpo ciudadano. Se trata por tanto de elegir algo o a alguien. Si el voto ciudadano es “defensivo”, según escribe Velia Govaere, quien vota se experimenta ‘atacado’ y el voto es la vez defensivo y ofensivo. La autora determina la ocasión que lleva al voto defensivo u ofensivo como “socollón”, costarriqueñismo que significa “sacudida violenta”. La violenta sacudida se habría producido porque “…desde el barrio marginado, las zonas periféricas relegadas y las costas abandonadas, los desheredados  de la tierra llegaron a las urnas renegando de nuestra ínfulas de excepcionalidad (…) Ecos de cantos pentecostales tuvieron más resonancia que discursos diseñados para la audiencia de Escazú”.

1.1.- Los dos párrafos iniciales del texto de Govaere contienen curiosidades. La referencia atribuida a Hegel (1770-1831) es en realidad de Marx (1818-1833) quien, sin precisar dónde, afirma (en la primera línea de "El 18 Brumario de Luis Bonaparte”) que Hegel habría dicho “…en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa” (pág. 9, itálicas no están en el original). La autora no solo “equivoca” el autor sino que evita la secuencia crítica que le da sentido político. La épica tragedia, efectivamente vivida por sus actores, al repetirse-imitarse, deviene “farsa”. El giro ‘farsa’ no tiene buena prensa. Designa una acción fingida, que aparenta ser lo que no es o a una puesta en escena desarreglada, chabacana y grotesca. La intención conceptual de Marx es enfatizar que no se puede vivir (existir) en el pasado ni de él, que su mera imitación contempla la ruina para sus actores políticos y que por ello el pasado ha de ser abandonado para asumir el presente, las condiciones de su producción (esto reside en la estructura, no en el pasado) y el papel que los distintos actores juegan en los escenarios políticos vigentes. Escribe Marx: “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidos por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal” (p. 9). Cuando se está en una crisis que posee una salida revolucionaria se debe entender el presente y sus condiciones de producción (cómo se ha llegado a él). ¿Estaría Costa Rica en las elecciones presidenciales y de diputados del 2018 en una crisis revolucionaria cuyos desafíos “inclinasen” a sus actores a adoptar ropajes del pasado?

1. 1. 1.-- Bajo ciertas condiciones las crisis (económicas, sociales, político-culturales) pueden avisar o revoluciones o acentuación de conservadurismos que pueden incluir sus maquillajes. Para las primeras, se requiere de la emergencia contundente de un nuevo actor político: el pueblo revolucionario en las situaciones latinoamericanas y centroamericanas. Para los segundos basta un reacomodo de las fuerzas ya existentes que manejan las salidas de la crisis que ellas mismas produjeron. ¿Facilita el mundo actual (geopolítico, económico y político-cultural) la existencia de un pueblo revolucionario en Costa Rica o América Central? ¿O se asiste a un reacomodo de fuerzas para corregir disfunciones que el subsistema local ya no consigue atender? Se mantiene el sistema (porque no se lo puede cambiar), pero se efectúan cambios que le permiten funcionar o lo readaptan hasta una nueva crisis.

2.- El artículo de Govaere no se mueve en la dirección señalada. Determina un lugar periférico para la crisis: confesionales contra no-confesionales. Identifica o confunde a los últimos con la “sociedad civil”. “La sociedad civil, en cambio, asume valientes y ojalá vigorosas iniciativas, que buscan convertirse en el primer bastión para evitar un gobierno confesional”.

2.1.- El término ‘confesional’ se aplica en política a un actor que determina su identidad política mediante su adhesión a una ideología clerical o religiosa. En sociedades modernas un grupo confesional no resulta incompatible con la sociedad civil, pero sí queda subordinada a ella. El referente político determinante es el Estado, no una iglesia o doctrina religiosa. Los sectores que se identifican como confesionales deben sostener sus ideas políticas en el marco de la legislación vigente. Por ello, por ejemplo, no pueden violar derechos humanos si el Estado ha declarado jurídicamente que los reconoce y respeta. Para Costa Rica esto incluye acatar las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

3.- Una segunda curiosidad en la exposición de la autora es su asociación de las comarcas geográficas con caracteres económico-sociales y político-culturales. Habla de zonas periféricas relegadas, y costas abandonadas (Limón, Guanacaste) que estarían habitadas por los “desheredados de la tierra”. Puede ser, pero en Limón ofrecen sus servicios hoteles en los cuales un adulto por dos noches deberá pagar, solo por hospedaje, desde 774 dólares a 172 dólares. Esos hoteles deben crear sus entornos. Es decir en Limón coexisten temporal o permanentemente sectores con altos ingresos y sectores con muy bajo o ningún ingreso asegurado. Lo mismo puede decirse de Guanacaste zona en la cual existen residencias de magnates a las que solo puede llegarse por mar o aire y también hoteles en los que un adulto puede dormir por “sólo” 277 euros. Estos hoteles también deben crear sus entornos. Las residencias pueden darse mayor autonomía, pero el Estado debe velar por su seguridad y funcionamiento. Una de las funciones de estas residencias es precisamente no relacionarse con su entorno social. En esas zonas periféricas coexisten, como en el resto del país, varias Costa Rica ninguna de las cuales es toda Costa Rica. La última deviene nombre vacío excepto en un mapa (cartografía general). En esta nueva etapa del mundo los países devienen puntos de inversión privilegiada y ‘espectáculo’. O sea ‘cosa’ que se ofrece a los sentidos si se paga por ello. El punto es que sectores ‘desheredados’ pueden coincidir en los mismos espacios que sectores opulentos. El efecto demostración por contigüidad puede tener alcances políticos.
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