F-0039 Seminario Hinkelammert
LA MALDICIÓN QUE PESA SOBRE LA LEY
1.- La segunda edición del libro “La maldición que pesa sobre la ley. Las raíces del pensamiento crítico en Pablo de Tarso” (2013), de Franz J. Hinkelammert, puede ser considerado uno de los libros en que el autor hace un recuento de su trayectoria como pensador. Se ha elegido a Pablo de Tarso en cuanto Hinkelammert, siguiendo Walter Benjamin (1892-1940), lo valora un antecedente del materialismo histórico. El materialismo histórico, creación de Marx-Engels, básicamente consiste no en su certeza sino en su propuesta respecto a que los modos de producción carecen de sujeto aunque las clases sociales que los personifican se consideren ideológicamente como tales. Escribe Engels, en carta de 1890: “… la historia se hace ella misma de tal modo que el resultado final proviene siempre de conflictos entre un gran número de voluntades individuales, cada una de las cuales está hecha a su vez por un cúmulo de condiciones particulares de existencia. Hay pues innumerables fuerzas que se entrecruzan, una serie infinita de paralelogramos de fuerza que dan origen a una resultante: el suceso histórico. A su vez, este puede considerarse como producto de una fuerza que, tomada en su conjunto, trabaja inconsciente e involuntariamente (…) Así es que la historia se realiza a la manera de un proceso natural, sujeta también ella a las mismas leyes del movimiento (…) Pero del hecho de que las voluntades individuales (…) no logren lo que quieren (…) no debe concluirse que su valor sea = 0. Por el contrario, cada una contribuye a la resultante, y en esa medida está incluida en ella” (Carta a J. Bloch, 21, septiembre, 1890). De modo que no siempre tendrá que ganar “…el muñeco que llamamos materialismo histórico” aunque se apoye en la teología. (Hinkelammert, Prólogo, p. 13). La historia puede ser entendida racionalmente, analíticamente, teóricamente, pero ello no asegura el triunfo. La certeza histórica constituye una imagen ideológica. Si el triunfo es la salvación, ella no puede asegurarse en esta tierra aunque ideológicamente pueda anticiparse. Si el triunfo es el socialismo-comunismo, protagonizado por el movimiento obrero y sus aliados populares, aunque de este triunfo dependa evitar el suicidio, la lucha nacional e internacional de clases puede negarle la victoria. El mito de Abraham (no asesinarás a tu hijo o hermano, porque quien las pide-desea estas muertes, no es Dios sino un ídolo, es también ideología). Un resultado es que el humanismo de la praxis propuesto por Hinkelammert resulte una ideología. O sea una imagen que no dice una verdad sino que acaricia un deseo existenciario. La maldición no pesa sobre la ley, sino sobre la historia. Se debe desear y trabajar aportando para el triunfo de los “buenos”. Pero ellos pueden ser derrotados. Para la acción humana siempre existe la posibilidad del fracaso aun en la más aparente seguridad de la victoria. A diferencia del ajedrez, la partida nunca termina, o si termina, nadie sobrevivirá para lamentarla o celebrarla. Sobre la lucha de clases (motor de la historia) dice el Manifiesto del Partido Comunista: “…opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes” (I: Burgueses y proletarios).
2.- La maldición que pesa sobre la ley, título del libro de Hinkelammert, es una crítica de las instituciones que los seres humanos dominantes se dan para coexistir sin abandonar, o para asegurar, sus egoísmos, gulas y odios. La familia patriarcal contiene la arrogancia y crueldad del pater familias sobre el ámbito del hogar y sus habitantes: esposa, hijos, ancianos y esclavos. Disfraza su crueldad porque los “ama y protege a todos” tanto como a su peculio. Mantener su fortuna y poder (fines) se disfraza de amor hasta la crueldad (medios) por la seguridad de todos. También se ocupa Hinkelammert del cinismo de los contratos (documento/medio con respaldo estatal) que ligan como iguales de acuerdo a derecho al libre empresario empleador, que obtendrá plusvalía y al todavía más libre desempleado emigrante nicaragüense que requiere un salario para cubrir sus necesidades. El tema de fondo es la irracionalidad de lo racionalizado impreso en las instituciones. En todos los casos, y para Hinkelammert, se denuncia la producción de víctimas (o empobrecidos). Los lemas (y ejemplos) a veces oscurecen el tema del fondo: asesinato es suicidio [pero por ejemplo cuando Caín mata a Abel la escena, sin sus contextos, es de tres: Caín asesina a Abel porque el Dios de todos los judíos discrimina. Caín reacciona ante la discriminación gratuita de que son objeto sus regalos. Y de su espiritualidad era causa Dios. Al ser Causa tanto de la espiritualidad de Abel como de la de Caín, no debió discriminar. En el mismo movimiento Dios desplaza toda responsabilidad a Caín: “¿Por qué te has enojado y por qué ha decaído tu semblante? Si hicieras lo bueno, ¿no serías enaltecido?; pero si no lo haces, el pecado está a la puerta, acechando. Con todo, tú lo dominarás” (Génesis 4)]. Este no es un comentario religioso sino una ejemplificación de la situacionalidad del primer asesinato humano de acuerdo a la Biblia. Si existe aquí vínculo entre asesinato y suicidio, fue protagonizado por Dios. La trama extensa es que la especie proviene del pecado original (trasgredir la norma) y del asesinato determinado por la frivolidad divina. Fue lo que míticamente imaginó el pueblo judío. Puede leerse así: de los discriminados-castigados, es la historia. De los sumisos acogidos, el cielo. De esta imagen del cielo desciende la maldición de la historia.
2.1.- Hinkelammert ha escrito que “Todo pensamiento que critica algo, no por eso es pensamiento crítico. La crítica del pensamiento crítico la constituye un determinado punto de vista bajo el cual esta crítica se lleva a cabo. Este punto de vista es el de la emancipación humana. En este sentido, es el punto de vista de la humanización de las relaciones humanas mismas y de la relación con la naturaleza entera. Emancipación es humanización, y humanización desemboca en emancipación” (Hinkelammert: Crítica de la razón mítica). Por ello se ocupa de la crítica de Marx a toda religiosidad que disminuya la estatura humana o torne despreciable su condición (Hinkelammert, La maldición que pesa sobre la ley, Cap. 6). Pero el pensamiento central de Pablo de Tarso no sigue estos criterios. Su imaginario genera un microcosmos (la asamblea de fe religiosa) que escinde la universalidad humana en creyentes en Cristo Jesús y no creyentes. Los primeros, que mantienen en su asamblea el rebajamiento de determinadas experiencias humanas (ser mujer, homosexual, fornicario, por ejemplo) pero ya residen en el espíritu (gracia, fe) serán transportados o arrebatados salvos a un mundo celeste y trascendental. Los segundos no lo serán y, expuestos al aguijón del pecado, vivirán su condena de acuerdo a la maldición que pesa sobre la ley humana que no está animada por la justicia y determina víctimas. Quienes aquí podrían imaginar/pensar la emancipación radical serían estas víctimas. Jesús de Nazaret puede ser valorado una víctima, aunque resucite porque su mensaje no resulta escuchado. Pero quienes depositan su fe en él no lo son, excepto porque su asamblea está cercada por los muros del pecado. Fuera de esta situación, la asamblea de fieles, con sus detalles, avisa el Cielo: redime. Su particularidad, incluso interna, donde se manifiestan imperios irreversibles, no la torna humanista. Hinkelammert, como Marx, declara que la emancipación es para todos: universal. El mensaje paulino no discrimina a judíos o griegos en la asamblea de fe religiosa, pero tampoco se abre a todos los producidos humana o divinamente como pecadores.
2.2.- Si la fe de Jesús consiste en que los seres humanos son divinos, vía su relacionalidad de prójimos, lo que permitiría ignorar iglesias excluyentes, entonces puede considerarse el discurso de Pablo (no su actuación) como universal y, políticamente emancipador. La libertad de cada uno apoderaría la libertad de los otros. La visión se acercaría a un anarquismo de la gratificación que potencia la libre gratificación de todos. El cielo en la tierra.
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