F-0039 Sem. Hinkelammert
UNA PROBABLE RAÍZ PARA EL PENSAMIENTO CRÍTICO
1.- Si un criterio para hablar de ‘pensamiento crítico’ consiste en que su emisor o actor determine un lugar epistémico-político-cultural que le interpele de modo tal que lo potencie para resentir/discernir/imaginar medios y fines que faciliten transitar desde condiciones de opresión y discriminación sociales existentes en una totalidad hacia la producción de una nueva totalidad que supere las anteriores opresiones y discriminaciones sin generar otras nuevas (en tanto que sistémicas), encontramos que el pensamiento de Pablo de Tarso no puede calificarse como raíz del pensamiento crítico debido a su explícito perfil religioso. La emancipación (aquí en la tierra) conduce al cielo pero solo a quienes tienen la fe en Cristo Jesús (no importa cómo la hayan adquirido). No es propia de todos o para todos (en este sentido de Tarso constituye un universalismo ideológico que establece nuevas discriminaciones: salvos y condenados, puros e impuros, creyentes efectivos y herejes, por ejemplo) e incluso su medio (una integrada asamblea de fieles que lo escucha) refuerza en su seno, desde su discurso su discurso, discriminaciones sociales determinadas por la heterosexualidad, el deseo sexual o el dominio patriarcal, por ejemplo. Si es así, en el cielo o en el Juicio Final, prevalecerán instituciones que reproducen el dominio patriarcal y heterosexual y la violencia como expresión cierta de sana castidad. La comunidad-de-fe-en-Cristo Jesús muestra así su fragilidad o inadecuada disposición respecto a su potencia para devenir o soportar pensamiento crítico. En este sentido una crítica de la ley animada por la codicia o el ensimismamiento que Hinkelammert encuentra en Pablo de Tarso resulta insuficiente para hablar de pensamiento crítico.
2.- Sin embargo, otro contenido del texto de Hinkelammert facilita imaginar y desear este discernimiento crítico-práctico. También se sigue de la literatura de Pablo de Tarso, pero no tiene una referencia religiosa: “No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás», y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la Ley es el amor” (Romanos, 13) [pág. 108 y siguientes del texto de Hinkelammert]. Se trata de un amor que no establece discriminación alguna. Se materializa mediante acciones o comportamientos entre seres humanos aquí en la tierra sin exigir el cara a cara ni incurrir en la frase vacía que flota sobre la historia intentando apresarla. También de una disposición que legitima a todos a favor o en contra de las instituciones y sus personificaciones.: “El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la Ley es el amor”. Este capítulo 13 de Romanos es ambiguo porque su primer párrafo dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos” (itálicas no están en el original). Ahora, la irracionalidad de lo racionalizado se manifiesta en la autoridad de las instituciones y sus personificaciones en cuanto ellas introducen la injusticia y matan. Pero tampoco resulta obligatorio exigirle consistencia al discurso de Pablo de Tarso. Intenta predicar la buena nueva del carácter divino de la carne humana y del cielo en la tierra de un mundo de prójimos. En la práctica, desea predicar contra los poderosos y por ello habla de la insensata sabiduría de Dios.
2.1.- Insistamos: se trata aquí de comportamientos sociales: en cada situación ama a tu prójimo porque tú eres uno de ellos. Que tu amor haga crecer en su libertad y humanidad a tu prójimo y a ti. El cielo se avisa en una tierra donde todos se comportan como prójimos porque todos lo son o pueden serlo. Samaritano y judío herido no se experimentaban prójimos pero aprendieron, ambos, a reconocerse y a crecer ambos en humanidad en una situación singular. Todas las situaciones lo son y todas pueden presentar dificultad para que quienes se relacionan en ellas se estimen prójimos. Es el discurso de Jesús de Nazaret (Lucas, 10) y no remite a iglesia alguna. Es el cielo en la tierra y no remite a divinidad alguna. Si todos en este mundo se comportan como prójimos, ahí o aquí está Dios. Todos los prójimos convocan a Dios, son su encarnación. La projimidad es la base del Reino. Pero los prójimos constituyen haces de relacionamientos no una iglesia. Un dios-comunidad que potencia reconocimientos (vida, asistencia, cordialidad) humanos entre diversos y que proclama con su existencia su rechazo y denuncia de toda lógica (espiritualidad) que no sea la del amor al prójimo. La comunidad de prójimos coincide con la interpretación que hace Hinkelammert de la crítica de Marx a la religión y a la idolatría: se trata de una “… sentencia en contra de todos los dioses del cielo y de la tierra en cuyo nombre <el ser humano sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable> o tratado como tal” (pág. 183).
2.1.1.- El planteamiento de una comunidad universal de prójimos (alimentada por el “Si tú no eres yo no soy” y “Asesinato es suicidio”) contiene otro alcance. Su existencia pone de relieve la existencia de falsas comunidades donde tal reconocimiento-acompañamiento no se da del todo o es escaso/insuficiente. La comunidad de prójimos potencia así experiencias de contraste radicales entre quienes se reconocen como prójimos y entre quienes no lo hacen y ejercen, vía su reproducción, resistencia (que puede ser entendida como violencia) contra quienes se niegan a la projimidad y dicen hacer con su ausencia de amor justicia, bien, verdad, legitimidad, orden y desarrollo. La comunidad de amor entre prójimos (todos lo somos y potencialmente este amor se abre a una universalidad) revela y desafía lo que Hinkelammert llama irracionalidad de lo racionalizado. El amor no discrimina y, en cambio, acepta, privilegiando el acompañamiento crítico, la aproximación dialógica. El pensamiento crítico se ha dado aquí un imaginario epistémico-político-cultural desde el que resulta factible y posible gestar en la tierra un cielo. Y no pasa por iglesia alguna.
3.- De modo que existen al menos dos Pablos de Tarso: el de la comunidad de fieles (fe en Jesús) y el de la comunidad de prójimos (fe de Jesús). Solo el segundo tiene la potencia para presentarse/ofrecerse como pensamiento crítico por cuanto compromete la estructuración de las sociedades en este mundo y supone una trascendencia inmanente a la sociohistoria sin renunciar al cielo pero también sin esperarlo.
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