UNA IMPROBABLE RAÍZ PARA EL PENSAMIENTO CRÍTICO
1.- Hinkelammert ha mostrado que, para Marx, la crítica de la religión (y la superación en el discurso de ella) se abre al programa de una crítica de la sociohistoria, sus instituciones y sus lógicas. Se trata de la crítica de los dioses terrestres que hacen de los seres humanos seres infelices, subyugados, inferiores. Privilegia a algunos de estos dioses terrestres: el mercado, el dinero, el capital. Se trata de dioses a quienes no se puede hacer desaparecer declarándolos ‘ilusiones’ como quizás puede intentarse con las divinidades trascendentales (Dios no hace a los seres humanos; los seres humanos hacen a Dios) [págs. 189 y siguientes]. Estos dioses terrestres “se experimentan y someten en caso de necesidad por la fuerza”. Pero esta explicación no torna a los dioses terrestres enteramente diferentes puesto que los dioses religiosos declarados trascendentes (dioses celestes) también se “experimentan” (se tornan espíritu o alma en las personas y materiales en ciertos ámbitos) e históricamente también se ha obligado a muchos venerarlos/obedecerlos por la fuerza. La crítica de la religión y de los dioses celestes cuyo eje es que se siguen de producciones humanas se extiende, según el criterio de Hinkelammert, a todas las instituciones sociales que no reconocen que “el ser humano es el ser supremo para el ser humano” y que logran/consiguen que el ser humano resulte “humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable (p. 183). La crítica de los dioses terrestres supone el reconocimiento de todos los procesos e instituciones que siendo producción humana se independizan de esta producción, devienen autoridad (moral, política, etcétera) exterior e internalizada (transformada en ethos) e impiden la libertad humana. Metodológicamente Marx ha formulado el criterio de totalidad social con hegemonía de ídolos terrestres que no solo impiden la emancipación humana, o sea su libertad, sino que ciegan a quienes les obedecen conduciéndolos a su autodestrucción. En El capital, Marx resumió el desafío: “… la producción capitalista solo desarrolla la técnica y la combinación del proceso social al mismo tiempo que agota las dos fuentes de las cuales brota toda riqueza. La tierra y el trabajador.” (Cap. XV, Maquinaria y gran industria, al final, pág. 483).
1.1.- El subtítulo del escrito de Hinkelammert que examinamos es: Las raíces del pensamiento crítico en Pablo de Tarso. Una raíz siempre sostiene a la planta y la vivifica. En español, raíz contiene las acepciones de causa u origen ocultos, en el sentido de no aparecer directa o inmediatamente a los sentidos, de algo que se pone de manifiesto. Sin duda en Pablo de Tarso aparece una crítica de la ley mosaica y romana que sirvió para crucificar a Cristo-Jesús. Pero esta crítica de dioses terrestres (la Ley y las leyes) materializados en lógicas institucionales y personificaciones no procede en Pablo de una crítica previa a las religiosidades sino que afirma una emancipación trascendental (salvación) para quienes profesen con sus prácticas la verdadera fe en Cristo-Jesús y su próxima segunda venida. La oposición se da entre veneración a figuras terrestres con que se reemplaza al Dios y un dios celeste verdadero en representación del cual se constituyen asambleas religiosas específicas que salvan a algunos de este mundo al concederles el cielo. No se trata en la paulina asamblea de fe de “…sociedad humanizada en la cual el ser humano se humaniza o ha humanizado” (pág. 187) universalmente puesto que en el seno de esta asamblea se predica condenas hacia individuos que, por tener ciertas características, no pueden reclamar para sí la fe en Cristo Jesús. El lenguaje es enteramente esencialista: “Como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no deben. Están atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y perversidades. Son murmuradores, calumniadores, enemigos de Dios, injuriosos, soberbios, vanidosos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia. Esos, aunque conocen el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Romanos, 1). No importa excesivamente la traducción. El lenguaje resulta autoritario discriminador. Existen dos tipos de seres humanos: los con fe verdadera y quienes no la tienen y se comportan desviadamente. No existe ligamen entre ellos. Para los primeros parece darse la vida eterna. Para los segundos se desea la pena de muerte. La condición de producción de estos tan distantes sectores humanos es “tener en cuenta a Dios”.
1.2.- El carácter no universal de la propuesta de Pablo de Tarso (opuesta al concepto de libertad de Marx) se pone enteramente de manifiesto porque incluso en el seno de la asamblea de fieles (iglesia) establece la discriminación: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio, pues Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permanece en fe, amor y santificación, con modestia” (1Timoteo 2). El texto es claro y razonado. Las mujeres son diferentes e inferiores a los varones. Son vehículo de engaño. Al menos este texto resulta incompatible con las tesis del pensamiento crítico marxista y su representación de la libertad. Esta última es caracterizada así por Hinkelammert: " (la definición de libertad) como la concibe Marx, (es) el desarrollo de cada uno como condición del desarrollo de todos" (pág. 188). La vida de cada uno es la condición de la vida de todos. Se trata de una referencia universal (universalidad). Pero no está presente en Pablo de Tarso.
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