Seminario Antropología de Marx

SENDAS DEL HUMANISMO

1.- El término ‘humanismo’ designa un amplio campo de cuestiones jerarquizadas acerca del ser humano. Dentro de este terreno están su carácter o condición, importancia, potencialidades, logros, intereses o autoridad legítima. Se trata también de un término relacional puesto que lo que se entienda por humano suele afirmarse como diferencia (o por contraste) de lo que no lo es. Así, las cucarachas parecen no interesarse por su muerte. Los seres humanos, en cambio, desean trascender más allá de la muerte, superar sus límites. Se establece así, por contraste con otros seres vivos, un vínculo factible entre humanismo y religiosidad e iglesias. Otro de los contrastes, examinado en el seminario, es el que lo niega como individuo (sin menoscabar su sello de persona singular) para verlo en sus haces (núcleos) de relaciones, no necesariamente conscientes. En términos básicos, ‘humanismo’ remite a dos campos: el estudio del ser humano o a afirmaciones particulares y relativamente sistémicas sobre él. En el despliegue del filosofar occidental, por ejemplo, se menciona inicialmente un período cosmológico, pero al transitar por cuestiones metafísicas y lógicas, sofistas y Sócrates desembocan e introducen cuestiones sociales, políticas y morales. “Cuida de ti” o “cultívate” es una consigna humanista.

1.1.- Particular importancia para el mundo occidental posee el humanismo del Renacimiento europeo (ss. XV y XVI) porque se inserta en la transición entre el medioevo y las sociedades modernas y contemporáneas. Una manera cómoda de asumirlo es entender el Renacimiento como una transición desde el teocentrismo medieval hacia un antropocentrismo (determinado por las artes y ciencias) que tiene como uno de sus factores la Reforma protestante (s. XVI) y el debilitamiento del carácter autoasignado de la institucionalidad católica. El contraste se daría aquí entre una capacidad humana para dar carácter a su  historia y despliegues y su sentido primero y último en un plan o voluntad de Dios. Se abriría una época para seres humanos proactivos regidos por un derecho sociohistórico y por ello positivo (condensado en el Estado nacional y sus compromisos internacionales) en el que los individuos tendrían derechos (capacidades subjetivas, algunas de ellas inviolables), momento que sería ‘superior’ al estadio en el que él énfasis de la concepción de lo que se constituirá como Europa se centraba en “deberes” requeridos tanto por Dios como por las autoridades e instituciones que Él deseaba para los seres humanos. Deísmo e incluso ateísmo disputan filosóficamente la opción humanista propuesta en la extendida (y todavía presente) tradición católica.

   Sobre el ser humano dice en el siglo XXI el discurso católico bajo el subtítulo No lo abandonaste al poder de la muerte: “Tras la caída, el hombre no fue abandonado por Dios. Al contrario, Dios lo llama y le anuncia de modo misterioso la victoria sobre el mal y el levantamiento de su caída. Este pasaje del Génesis ha sido llamado "Protoevangelio", por ser el primer anuncio del Mesías redentor, anuncio de un combate entre la serpiente y la Mujer, y de la victoria final de un descendiente de ésta” (# 410). “La tradición cristiana ve en este pasaje un anuncio del "nuevo Adán" que, por su "obediencia hasta la muerte en la Cruz" repara con sobreabundancia la desobediencia de Adán. Por otra parte, numerosos Padres y doctores de la Iglesia ven en la mujer anunciada en el "protoevangelio" la madre de Cristo, María, como "nueva Eva". Ella ha sido la que, la primera y de una manera única, se benefició de la victoria sobre el pecado alcanzada por Cristo: fue preservada de toda mancha de pecado original  y, durante toda su vida terrena, por una gracia especial de Dios, no cometió ninguna clase de pecado (# 411). “Pero, ¿por qué Dios no impidió que el primer hombre pecara? San León Magno responde: "La gracia inefable de Cristo nos ha dado bienes mejores que los que nos quitó la envidia del demonio". Y santo Tomás de Aquino: «Nada se opone a que la naturaleza humana haya sido destinada a un fin más alto después de pecado. Dios, en efecto, permite que los males se hagan para sacar de ellos un mayor bien. De ahí las palabras de san Pablo: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia". Y en la bendición del Cirio Pascual: "¡Oh feliz culpa que mereció tal y tan grande Redentor!"» (# 411). [Solo se han eliminado las referencias documentales, por razones de espacio].

1.2.- Estrictamente, la doctrina católica no propone un humanismo. El ser humano siempre resulta una creatura/criatura de Dios y para una salvación que éste ha dispuesto para él. Esta ‘salvación’ depende de determinadas ‘ataduras’ terrenales o ‘interferencias’ diarias.

2.- Existirían entonces humanismos ‘falsos’ sobredeterminados por creencias religiosas, por ejemplo, pero también por identificar la experiencia humana unilateralmente con la razón (humanismo científico que se mostraría opuesta a la revelación y a la creencia doctrinal, ambas de inspiración religiosa) y humanismos que entienden al ser humano como haces complejos (concurrirían en ellos racionalidades, sentimientos, imaginación) de relaciones cuya aspiración (y finalidad) sería el bienestar de la humanidad. Los actuales malestares y desafíos (daño ambiental  guerras, crisis financieras, miseria, migraciones no deseadas, consumismo, por ejemplo), serían momentos superables en relación con un horizonte de sociedad perfecta que sería la actual (Primer Mundo) sin sus disfunciones. El marxismo original no se inscribe en ninguno de estos humanismos.

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