Notas
[1] Editado como libro en Costa Rica, Chile y República Dominicana en 1997.
[2] E. Ulibarri: El “foquismo sindical”, en La Nación, p. 13, 22-05-97, San José de Costa Rica.
[3] Sobre el específico punto manoseado por el ‘periodista’ , y dicho sumariamente, el pensamiento de Guevara es el siguiente: en las sociedades latinoamericanas de la década del sesenta se dan, mayoritariamente, las condiciones objetivas para la lucha revolucionaria (Guevara las nuclea bajo la categoría “hambre del pueblo”). Falta, sin embargo, para esta lucha, la conciencia de la posibilidad de la victoria por la vía armada contra el imperialismo y sus aliados internos. Contribuye decisivamente con la constitución de esta condición subjetiva la unidad móvil combatiente (guerrilla rural) que se despliega en el marco de una Guerra Popular Prolongada. Obviamente, no existe ninguna relación entre este pensamiento y la imaginería propuesta por el articulista.
[4] Ulibarri, op. cit. El libro referido es el de Paco Ignacio Taibo II: Ernesto Guevara también conocido como el Che, editado por Planeta.
[5] J.G. Castañeda escribe, en su nada monumental La utopía desarmada: “Guevara es aún el icono de la izquierda armada de América Latina: su cruz y su gloria. Se erigió en el símbolo de una clase media intelectualizada que se horrorizó ante la distancia intolerable que mediaba entre ella y la sociedad en que vivía, ante el abismo que la separaba del vasto e indiferenciado mundo de los pobres” (op. cit., p. 84).
[6] Este carácter le vendría de su rechazo a las minorías iluminadas y su desplazamiento por la permanente consulta popular, su voluntad de abrir puertas a la libertad y participación más que de tomar el poder e inaugurar el socialismo, y su autoadscripción como factor, no necesariamente central, en un despliegue más amplio: el movimiento popular (Cf. G. Cama y D. Totora: EZLN: el ejército que salió de la selva, especialmente pags, 69-98. Los zapatistas reconocen, sin embargo, al proceso revolucionario cubano como antecedente de su acción y particularmente la filiación castro-guevarista de su principal bandera de lucha: la dignidad de los pueblos empobrecidos, precarizados y excluidos.
[7] Guevara, ser humano de discernimiento superior y voluntad sin tregua, condensa una compleja articulación entre el individuo que se entrega a la causa revolucionaria, proceso en el cual se exige autoformación y se autoconstituye como sujeto, y la pasional y lúcida entrega a un colectivo. Este tensional despliegue hecho vida constituye su testimonio revolucionario y en él se encuentra su capacidad de convocador popular. Dicho en una fórmula: el Che no es revolucionario por ser humanista, sino que se construye humanamente a sí mismo, y mediante su testimonio contribuye a la formación humana de otros, porque es revolucionario. Para un enfoque desde este último punto de vista, puede verse, superando su estilo algo cortesano, el trabajo de Elena Díaz y Delia Luisa López: Ernesto Guevara: aspectos de su pensamiento ético.
[8] El único mundo de finales de siglo no se caracteriza por su equilibrio frágil, sino por su desequilibrio sostenido. Se trata de un desorden relativamente manejado, no de un orden.
[9] P. Kennedy: Hacia el siglo XXI, p. 279. El sudeste asiático también es perdedor. Un mundo perdedor es el islámico.
[10] Ibid., p. 267.
[11] M. Gorbachov: Perestroika, p. 55.
[12] C. Marx: El capital, t. 1, sección IV, cap. XV, p. 483. Debo esta lectura a F.J. Hinkelammert.
[13] Cf. E. Che Guevara: El socialismo y el hombre en Cuba, p. 9.
[14] El señalamiento más duro en ese discurso se produce cuando al denunciar la vigencia del intercambio desigual entre los países socialistas y los pueblos en proceso de liberación, indica que los primeros resultan, debido a estos procedimientos, “cómplices de la dominación imperial”. Termina este aspecto de su discurso con esta sentencia: “Los países socialistas tienen el deber moral de liquidar su complicidad tácita con los países explotadores del Occidente” (Discurso de Argel, p. 232).
[15] Cf. E. Che Guevara: El socialismo y el hombre en Cuba, especialmente la tercera parte: “Debate sobre la gestión económica en Cuba”, pags. 247-395.
[16] Esta apreciación afecta incluso a informantes insospechados: F. Castro, en su entrevista con G. Miná, y a propósito del enfrentamiento que culminó con la captura del Che, dice: “Yo creo que ciertos factores del carácter de él en ese momento influyeron en los acontecimientos”. Antes, ha empleado varias veces el término “temeridad”. Del conjunto de la organización textual tiende a desprenderse que el Che buscó el enfrentamiento y la muerte (G. Miná: Habla Fidel, cap. XIII).
[17] Por ejemplo, J.G. Castañeda, en su Utopía desarmada. Un poco dispersamente incluye dentro de esta ‘izquierda social’ a los estudiantes, comunidades eclesiales de base, movimientos urbanos (pobladores) y cívicos, luchas de mujeres, ecologistas, campesinos, indígenas, compositores-cantantes... hasta rematar en las Organizaciones No Gubernamentales (Castañeda, op. cit. pags. 225-261).
[18] En el mismo período, el obispo brasileño Helder Cámara reseñó estas mismas condiciones bajo el calificativo “espiral de violencia”.
[19] E. Che Guevara: Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana, p. 150.
[20] Ibid., p. 147. Enfasis nuestro.
[21] La mayor parte de la información disponible coincide en que Guevara fue asesinado porque políticamente significaba para los bolivianos una brasa ardiente. Una vez ejecutado por un soldado casi ebrio su cuerpo fue trasladado a Valle Grande, sus manos amputadas y sus restos escondidos junto con los de otros seis combatientes. El cadáver del Che mostraba dos diferencias distintivas: el cráneo no estaba destrozado a balazos y la ausencia de manos. La búsqueda de sus restos se había iniciado formalmente en noviembre de 1995. Su plena identificación se hizo el 10 de julio de este año (1997). Lo que se desenterró de él fue trasladado a Cuba.
[22] M. Formoso: Los huesos del Che (20-07-97).
[23] El principal, la afirmación de la ignorancia/indiferencia actuales sobre el Che, sobre todo entre los jóvenes, precisamente cuando el final del siglo asiste a una especie de Che-manía con diversos signos (Cf. Newsweek, July, 21, 1997: ¡Che Vive! (original en español, en la portada de la edición en inglés).
[24] E. Guevara: El socialismo y el hombre en Cuba, p. 15. El artículo a que hacemos referencia cita de memoria, falseando el pensamiento del Che: “Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que la condición más importante para ser revolucionario es la del amor”. El ‘amor’ a que remite Guevara no es el cariño o enamoramiento de la vida cotidiana, sino el amor a los pueblos. Ampliaremos esta cuestión más adelante.
[25] J. Gutiérrez Góngora: No me amés, Che (24-07-97).
[26] E. Che Guevara: Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental, p. 369.
[27] E. Che Guevara: Discurso en Argel, p. 237.
[28] E. Che Guevara: Discurso en la entrega de premios a obreros destacados del Ministerio de Industrias, p. 165. En este contexto, de agresión imperial, es que Guevara habla de correr el riesgo de una guerra de alcance mundial y de no temer la guerra: “Ya que, con la amenaza de guerra, los imperialistas ejercen su chantaje sobre la humanidad, no temer la guerra es la respuesta justa” (Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental, p. 360). Durante la crisis de los misiles (octubre, 1962), señaló: “Es el ejemplo escalofriante de un pueblo (el cubano revolucionario) que está dispuesto a inmolarse atómicamente para que sus cenizas sirvan de cimiento a las sociedades nuevas y que, cuando se llega, sin consultarlo, a un acuerdo por el cual se retiran los cohetes atómicos, no suspira de alivio, no da gracias a la tregua; salta a la palestra para dar su voz propia y única; su posición combatiente, propia y única, y más lejos, su decisión de lucha, aun cuando fuera sola, contra todos los peligros y contra la mismísima amenaza atómica del imperialismo yanqui” (Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana, p. 154).
[29] E. Che Guevara: Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental, p. 360.
[30] E. Che Guevara: El socialismo y el hombre en Cuba, p. 15.
[31] Cf. H. Gallardo: Fenomenología del mestizo.
[32] H. Cámara: Espiral de violencia, p. 18. Enfasis nuestro.
[33] Ibid., p. 19.
[34] Ibid., p. 22.
[35] Ibid., p. 18.
[36] Ibid., pp. 23-24. El texto de Cámara se ubica en el inicio del dominio del clima político de Seguridad Nacional. Su observación sobre la existencia de una tendencia a utilizar la tortura contra los luchadores populares y sus espacios sociales (campesinos, pobladores, obreros, etc.) es una referencia al sistemático terror de Estado propio de los regímenes de Seguridad Nacional.
[37] Ibid., p. 34.
[38] Sistema neocolonial, o sistema imperial de dominación. Desde luego, incluye las estructuras e instancias nativas o internas de la dominación. Por ejemplo, el latifundio, las Fuerzas Armadas, los consorcios monopólicos extranjeros, la sensibilidad consumista, etc.
[39] La primera imagen hace referencia al empobrecimiento. La segunda, a la finalización de la ayuda internacional y el ingreso a una era en que dominan los “buenos negocios”.
[40] Cf. J. Lois: Teología de la liberación. Opción por los pobres, pp. 290-291.
[41] E. Guevara: Al Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes, pp. 9-21. Enfasis y paréntesis nuestros.
[42] E. Guevara: El socialismo y el hombre en Cuba, p. 7.
[43] E. Guevara: Qué es un guerrillero, p. 61.
[44] Quiere decir los sectores e incluso individuos explotados, discriminados, vejados, que se ponen en el camino de su liberación. La mejor descripción de este pueblo se encuentra en la Segunda Declaración de La Habana (1962): “Ahora sí, la historia de América tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados de América Latina, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia. Ya se les ve por los caminos, un día y otro, a pie, en marchas sin término de cientos de kilómetros (...) Ya se les ve, armados de piedras, de palos, de machetes, en un lado y otro, cada día, ocupando las tierras, fincando sus garfios en la tierra que les pertenece y defendiéndola con su vida; se les ve, llevando sus cartelones, sus banderas, sus consignas, haciéndolas correr en el viento por entre las montañas o a lo largo de los llanos. Y esa ola de estremecido rencor, de justicia reclamada, de derecho pisoteado, que se empieza a levantar por entre las tierras de Latinoamérica, esa ola ya no parará más (...) Porque esa ola la forman los más, los mayoritarios en todos los aspectos, los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y que ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron” (F. Castro: Segunda Declaración de La Habana, p. 485).
[45] E. Guevara: Mensaje a la Tricontinental, p. 144.
[46] Referido por Paco Ignacio Taibo II: Ernesto Guevara, también conocido como el Che, p. 15.
[47] P. Neruda: Canto General, p. 96. Manuel Rodríguez es el guerrillero mítico, de múltiples rostros, que encarna a los sectores populares chilenos en la Guerra de Independencia.
[48] La letra de una de las canciones de P. Milanés sintetiza extraordinariamente la complejidad de la convocatoria del mito popular: “Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentado. Y en una hermosa plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes” (Yo pisaré las calles). El referente es aquí la derrota del pueblo de Chile (1973). El sueño desplaza la derrota, el terror y el miedo. La solidaridad (identidad) se testimonia en la plaza liberada a la que se llega caminando. Acuñando para una espiritualidad popular, Silvio Rodríguez se refiere a la misma caída con un lema taxativo: “Eso no está muerto. No me lo mataron. Ni con la distancia ni con el vil soldado” (Santiago de Chile). Los agraristas de Rulfo nunca mueren (ni viven) porque no les han dado la tierra (Pedro Páramo). Todos estos son elementos de la contracultura popular que rechaza la muerte cuando se le ha negado a uno la vida.
[49] E. Guevara: El socialismo y el hombre en Cuba, pp. 7 y 15.
[50] G. Sorel: Reflexiones sobre la violencia, p. 85.
[51] E. Góngora: Elogios al Che (28-07-97). Los procedimientos argumentativos del autor son de este tipo: “... si San Antonio es el Santo encargado de conseguirle esposo a las solteronas y si el Che era el Santo encargado de liberar pueblos diríamos, entonces, que más esposos le ha conseguido San Antonio a las solteronas, que pueblos liberó el Che”. Hemos respetado la grafía y redacción del original.
[52] Newsweek, vol CXXX, Nº 3, julio 21, 1997. La portada, saturada por el rostro de Guevara reza: “¡Che Vive! 30 years On, His Legend Continues”.
[53] El escribidor de Elogios al Che, culmina: “Sus huesos fueron encontrados. Por un tiempo más o menos largo, seguirá apareciendo en “T-Shirt” y sus huesos pasaron (sic) a formar parte de los objetos de la hagiografía camaradesca, junto al cuerpo semiputrefacto de Lenin, las barbas de Fidel y los zapatos tachonados de diamantes de Helena Ceaucescu”.
[54] Recojo esa interpretación tradicional de F. Jesi: Mito, p. 13 y siguientes. La palabra griega mythos nombraba originalmente la capacidad de conmover con la elocuencia de un discurso (retórica) y la evocación de la autoridad de un tiempo pasado. Era, por tanto, una condensación social que buscaba producir comunidad sobre bases estéticas y radicales. Su fuerza no radicaba en su argumentación o en su racionalidad, sino en su vigor para impresionar y movilizar.
[55] P.I. Taibo II: Ernesto Guevara, también conocido como el Che, p. 765. Taibo, gran conocedor, escribe Vallegrande. Mi mapa de Bolivia divide la palabra: Valle Grande. He seguido esta última fuente, aunque probablemente esté equivocada.
[56] Idem. Paréntesis nuestro.
[57] C.A. Montaner: El verdadero Che Guevara (25-07-97). A Montaner la prensa comercial de Costa Rica le ha otorgado un status de intelectual significativo.
[58] No se vea en esto ninguna exageración o demagogia. El punto está sacado directamente de los evangelios. Cuando Jesús sana a un paralítico en día sábado, los maestros de la Ley lo acusan de estar en poder de los demonios. Pero Jesús replica. Si Satanás sana (libera), entonces está contra sí mismo y en esa liberación está Dios (Cf. Marcos 4, 3-27). Es decir que hasta cuando Satanás libera, Dios se hace presente y acompaña. Desde luego, Satanás no obrará contra sí mismo, pero el sentido del relato es mítico: si sana, es Dios aunque tenga el rostro de Satanás (o del Che). Desde luego, los evangelios son textos de los pobres de la tierra que sueñan con su liberación y la apropiación de su dignidad humana, como la enfermera y el niño de La Higuera, Bolivia.
[59] A propósito de información, mirando la obra de Taibo II que ya he citado me encuentro con que el sobrenombre de El Cerdo (chancho, en sudamericano), es, en realidad Chancho, y posee dos fuentes: su falta de amor por las duchas (no favorecen el asma) y la dureza de su juego (rubgy). Taibo II no puede traducir esto último porque es mexicano. En cuanto a Montaner, alguna vez cubano, pudo traducir también Gorrino o Gocho, pero seguramente por algún motivo erudito prefirió Cerdo. Cuando jugaba rugby, Guevara se llamaba a sí mismo el Furibundo Serna (Taibo II, op. cit., p. 25).
[60] Sólo por pudor elemental aclaremos: Guevara no fue ajusticiado, fue asesinado. Su cadáver no desapareció, fue ocultado, precisamente para intentar evitar la iconografía y el mito que tanto ofuscan a Montaner. Ah, y los humildes campesinos bolivianos le solicitan al Che que sane a la abuela porque no tienen acceso a la salud. Brutos que son.
[61] Referido por Taibo II, op. cit., p. 766.
[62] Idem.
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