1.-- Suele entenderse que la referencia a un “estado de naturaleza” es un tipo de recurso hipotético de pensadores filosóficos para permitirse avanzar en la conceptuación de un contrato social que, a su vez, estaría en el inicio (comienzo u origen) de las modernas sociedades humanas. La propuesta de un acuerdo fundante, en la cosmovisión liberal, opera imaginando individuos previos a toda sociabilidad estable, figura que difícilmente soporta un examen biológico (la especie es mamífera y sexual), teológico/religioso (el mito de Adán y Eva) y de su carácter de animal de grupo (socio-político) que se sigue tanto de su sexualidad como del trabajo común que debe empeñar para su sobrevivencia. Asimismo los seres humanos requieren vínculos intergeneracionales que les permitan asumir un colectivo patrón cultural. Ha de entenderse, entonces, que la hipótesis filosófica del contrato no se utiliza para mostrar caracteres socio-históricos efectivos de la especie, sino para proponer, en una fase civilizatoria determinada, propia de una determinada civilización, modelos de sociedad no-naturales, estrictamente en la especie ninguna lo es, pero a los que se desea presentar como si lo fueran. En la Historia de la Filosofía los principales autores contractualistas son T. Hobbes (1588-1679), J. Locke (1632-1704) y J.J. Rousseau (1712-1778). En el siglo XX, el autor más socializado es John Rawls (1921-2002). En los tres primeros se trata de una hipótesis para avanzar un determinado tipo de orden o programa político. En el último, de una hipótesis que conduce a otra hipótesis de tipo ético. También, los tres primeros autores imaginan un original individuo a-social. Rawls, en cambio, admite el carácter grupal de la experiencia humana, pero la despoja de ciertos contenidos históricos específicos (velo de ignorancia).

   2.- Anteriormente se señaló cómo el sistema mecánico de Newton (1643-1727) adquirió fuerza como parte de un ethos cultural mediante su traspaso a otros ámbitos (efecto demostración o contagio) de sus nociones/valores de sistema unificado, ‘deísmo’ en lugar de ‘teísmo’, el carácter mecánico (o sea continuo) del sistema y el ocultamiento de conflictos y novedades vía su ‘naturalización’ o invisibilización. Es en este ethos que se propone y encaja un individuo pre-social que, con distancias entre los autores, se hace presente en la hipótesis del contrato libre o, por fuerza, pactado. De esta manera, mediante la asunción de pactos, los seres humanos (que puede leerse como Humanidad) hacen su historia (o la producen) y son sujetos (actores) de ella. El cielo se trae a la tierra y una ética sobrenatural y metafísica puede ser reemplazada por una trama jurídica que puede tener o no referencia metafísica (iusnaturalismo).

   3.- Esta imaginario del sistema por naturaleza sin conflictos y de un tipo armonioso de pacto que proviene de un proceso práctico útil, no de un acuerdo político racional, nutre asimismo el pensamiento económico de Adam Smith (1723-1790). El estadio inicial de la especie no le interesa para nada a Smith: “… aquel estado primitivo, en que el trabajador gozaba de todo el producto de su propio trabajo, no podía permanecer después de introducida la propiedad de la tierra y la acumulación de fondos” (RN, L I, cap. VIII). “Acumulación de fondos” quiere decir ‘capital’. Para Smith, el valor efectivo de los bienes proviene del trabajo humano (work) que cuesta producirlos. Pero superada la etapa inicial, en que cada cual se apropiaba de lo que producía, y avanzada una compleja y progresiva división social y técnica del trabajo (debido a una natural disposición permutativa), acompañada de la propiedad de la tierra y de la propiedad o financiamiento de los medios de producción, se generan asimismo los mercados y en ellos los valores se transforman en precios (oferta y demanda), y del circuito de intercambios se genera una riqueza que ha de ser distribuida en salarios (que se pagan por labour), renta de la tierra y acumulación de fondos o capital, o sea entre los tres factores que configuran su economía política y que configuran el movimiento de un sistema económico natural o sea generado ‘espontáneamente’ por la existencia económica de la especie. Este es básicamente el contenido de la ‘mano invisible’ o mecánica económica que hace del interés propio un beneficio general. Posteriormente a Smith, David Ricardo (1772-1823) indicará que los salarios han de limitarse a permitir la subsistencia y reproducción restringida de los trabajadores si se quiere evitar crisis. Equivale a decir que la mecánica posee una teleología sectorial. No vale igual para todos. Su argumento tiene alcances para derechos humanos y el régimen democrático moderno (poliarquía). También para la epistemología.
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F-0010 Antecedentes... de la concepción liberal del mundo