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Categoría: En Periódicos
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Universidad, enero

del 2014.

   

 

     Como La Nación S.A. no parece ahíta con los artículos de “ilustrada opinión” con que día a día recuerda la Guerra Fría del siglo pasado para que costarricenses aterrados no voten por el Frente Amplio en las próximas elecciones (el Partido de los Trabajadores no existe en la agenda del medio), dedicó su editorial del lunes 13 de enero a catar la posibilidad de un gobierno socialista en Costa Rica. El texto tiene el valor conceptual de una meada fétida y selectiva. Solo para comenzar, utiliza “socialismo” como cree le conviene. Serían ‘socialistas’ únicamente los gobiernos de Venezuela, Argentina y Nicaragua. Faltó mencionar la República Popular de Corea, inventarse un socialismo sirio-iraní y apuntar que las aciagas películas estelarizadas por Adam Sandler y Laura Chinchilla son socialistas. Y que las porquerías que aparecen a veces en los combos de McDonald’s  provienen del ‘socialismo’.

    El editorialista sabe de su selectividad. Asume que el costarricense tiene mala opinión de “nicas”, “ches” y “chavistas”. De esto se han encargado su periódico y CNN. Su ubicada mala fe la muestra en el primer párrafo: “El socialismo de otros países como Chile y Brasil es mucho más moderado”, dice. No toca el de Finlandia, Noruega ni tampoco ¡el de China! Tal vez pesa el “regalo” del estadio en el que “La Sele” venció a todos para ir a Brasil. Ninguna “socialistada” que recuerde “momentos estelares de la Humanidad” y arrime votos al Frente Amplio.

    La selectividad lo hace olvidar la historia de Costa Rica. La CCSS tiene inspiración socialista. También el INVU. La expansión de la escolaridad a mitad del siglo pasado. El aguinaldo de diciembre. Muchos gobernantes, entre los queridos, tuvieron inspiración socialista: Figueres Ferrer, Oduber, Monge. Johnny los recuerda y solicita votos por lo que hicieron. Socialistas cristianos ha tenido el país. Arzobispo con dejo comunitario tuvo. Los actuales tecnócratas y expertos costarricenses, que hoy hablan inglés y van por el mundo, tal vez no habrían tenido la oportunidad de estudiar si no hubiese existido la inicialmente social-demócrata Universidad de Costa Rica. ¡Y el crédito público a las empresas!

    Pero no, son socialistas solo los feos, malos, ignorantes, perversos, caducos, hediondos, promiscuos y “nicas”. Estos “monstruos” han alcanzado talla de alternativa electoral. ¡Qué vergüenza! ¡Qué escándalo! ¡Qué tortura! ¡Qué antidemocrático! No hay salud.

    Pasado el asco y tras retornar del baño, el editorialista revela por qué el socialismo aterra: “… los regímenes socialistas, por su ideología, tienden a inculpar de todos los males al modelo económico de apertura internacional y libre mercado interno, sin calcular los riesgos inherentes a un cambio de modelo”. Pues se trata de socialistas muy especiales. “Todos los males” no pueden provenir de una sola causa o factor. Esto lo ha explicado al país hasta Laura Chinchilla. Y lo repetirá el próximo presidente cuando diga que hereda un feo déficit fiscal y una asfixiante deuda externa (más una Asamblea Legislativa complicada, la guerra de algunos hacia los impuestos, la falta de tramado interno de la inversión productiva y Zonas Francas, la no factibilidad de empleo digno para población no capacitada, etcétera). Afirmará que muchos factores hacen que no pueda cumplir con su programa. Lo dirá sea o no socialista. Cuando ocupe el cargo será realista.

    Ahora, si fuera de veras socialista, diría que, pese a las trabas, su gobierno buscará compensar las asimetrías que genera una mundialización que privilegia unilateralmente al gran capital y deteriora a la fuerza de trabajo (en especial a la no calificada) y que trataría de paliar ese efecto estructural invirtiendo en salubridad y salud pública, mejorando el transporte colectivo, cobrando con eficacia los impuestos y añadiendo alguno. Si se puede, agregaría, avanzaría un debate para establecer un Sistema Nacional de Educación, pondría al día a la CCSS y daría pasos para recuperar una infraestructura desatendida medio siglo. Sería enfático al afirmar que nada de esto puede hacerse sin darle en la cabeza a la corrupción y venalidad reinantes. Y que para cumplir requiere el apoyo permanente de la ciudadanía organizada. En Costa Rica, esto sería socialismo.

    Entiendo que eso es más o menos lo que desea el Frente Amplio. Nada de qué asustarse. Más bien, motivo de fiesta. Excepto, claro, que uno escriba editoriales para La Nación S. S. Disculpen el tecladazo: S. A.
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