F-7064 Antropología de Marx
ANTROPOLOGÍA DE MARX
1.- Cuando se habla de una “antropología de Marx” conviene recordar que éste, en el mismo movimiento que puede ser valorado como un intelectual que realiza análisis social quiso ser, y fue, con Engels, un activista político. No se desempeñó como un trabajador intelectual cuyas tareas están fijadas por la división social del trabajo (statu quo) a cuya reproducción contribuye, sino un intelectual interesado en que sus ideas/valores y discusiones se materializaran en movimientos sociales que favorecieran la constitución de sociedades cuyas relaciones potenciasen individuos libres que enriquecieran su libertad como resultado de sus tratos. Pensó que las relaciones capitalistas de producción social contenían bajo la forma de su negación esas relaciones de liberación y libertad y que el lugar epistémico-político-cultural de la transformación revolucionaria era el movimiento de obreros asalariados, encarnación social del trabajo vivo de la especie negado y pervertido por la relación salarial y el reino de las mercancías. La búsqueda y encuentro de lo que el ser humano es se encuentra en las relaciones sociales constituyentes y en las experiencias de contraste radicales que desde ellas se puede tener, no en una naturaleza del individuo o de la especie.
1.2.- Las experiencias de contraste radicales no son exclusivas de los trabajadores asalariados. En texto temprano “La situación de la clase obrera en Inglaterra” (1845), o en una carta a Marx de 1856, Engels articulaba la explotación del trabajo con el dominio colonial “Se puede considerar a Irlanda como la primera de las colonias de Inglaterra. Como a una colonia que, debido a su proximidad, está aun directamente gobernada según el viejo sistema; y se puede uno dar perfecta cuenta de la que pretendida libertad de los ciudadanos ingleses tiene por base la opresión de las colonias y la de sus habitantes. En ningún país he visto a tantos gendarmes, y el espíritu del gendarme prusiano, impregnado de aguardiente, ha encontrado su expresión más perfecta en estos condestables armados de carabinas, bayonetas y esposas” (Carta del 23 de mayo de 1856). De este modo la explotación laboral aparece ligada tanto la subordinación colonial como étnica y racial. Existe abundante literatura interesada en mostrar que los autores marxistas originales resultaban sexistas, etnocentrados y por ello racistas y despreciadores de razas inferiores tanto que se les considera inspiradores de Hitler o incapaces de asumir la especificidad de las luchas feministas. En realidad, el pensamiento marxista original no analiza idénticamente todas y cada una de las conflictividades que se expresan tanto estructuralmente como situacionalmente en el mundo capitalista a finales del siglo XIX, sino que se centra en la conflictividad que lo constituye (la oposición entre trabajo vivo y trabajo muerto) y que contiene la eventualidad del colapso de la especie y de la Naturaleza. Pero el centro de su análisis no es el individuo blanco o germano o judío o negro, macho o hembra, sino las relaciones sociales (la sociedad) que los constituyen como falsos individuos blancos, negros, nacionales, colonizados o imperialistas, adultos o jóvenes, machos, hembras o transexuales y homosexuales. Esto porque no hablan de el hombre o de los humanos (la Humanidad) sino de seres humanos y humanidad socialmente producidos, o sea, para las sociedades de clases, de relaciones sociales que producen ciertos tipos de individuos y colectivos nacionales (en estos días la universalidad de la especie aparece determinada por las representacionales ‘nacionales’ futboleras masculinas y adultas que compiten en un Mundial de Fútbol) que no desaparecerán por arte de magia o ligados al despliegue de la acumulación de capital sino mediante una revolución que haga del trabajo vivo y de la comunidad la matriz de todas las emancipaciones y libertades de todos y para cada uno. Este es un dato que obtienen del análisis del materialismo histórico (que privilegia el trabajo humano a la vez libre y comunitario y con ello el movimiento político-cultural del obrero en el capitalismo avanzado en el período) pero que no excluye otras luchas sociales emancipadoras sino que las supone en su especificidad articulada. En América Latina podría hablarse de luchas populares con contenido revolucionario. La expresión “contenido revolucionario” remite a la capacidad de inserción de cada lucha particular en la totalidad del sistema que se ha de transformar (por ejemplo el capitalismo en la periferia latinoamericana y las luchas de mujeres, grupos étnicos o estudiantes y sectores rurales [grupos empobrecidos y marginales del campo]). No existe receta para esta articulación. Se trata de caminos por construir, así como está por construirse la universalidad de la especie. Marx y Engels estimaron que eso podría hacerse, pero también fracasar.
2.- Una referencia bibliográfica del estudio de Thomas C. Patterson: “Karl Marx, antropólogo” (2014) quizás puede ayudarnos en la comprensión de esta última reflexión: “La antropología reificada como el estudio del hombre, es el estudio de hombres en crisis por hombres en crisis. Los antropólogos y sus objetos, el estudio, por encima de sus posiciones opuestas en la ecuación “científica”, tienen en común lo siguiente: ambos son, si no iguales, objetos de la misma civilización imperial contemporánea (…) A menos que el antropólogo se enfrente a su propia alienación, lo cual sería solo un caso especial de una situación general, y busque comprender sus raíces, y posteriormente madure como un crítico implacable de su propia civilización, la verdadera civilización (sociedad) que cosifica al hombre, la que impide que pueda reconocerse a sí mismo en el otro o al otro en él” (p. 252). Es la Tesis 3 sobre Feuerbach: “La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad”. La lucha revolucionaria emancipatoria no puede darse si los luchadores se ponen de antemano por encima de la sociedad. La lucha revolucionaria es camino, no certeza.
_______________________________