Unión Mundial para la
Conservación de la Naturaleza,
febrero 2009.
Foro Regional Mesoamérica, Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza“
"Pensar Centroamérica ante los nuevos desafíos políticos hemisféricos: un análisis de tendencias”
Conferencia Inaugural
1.- Se me pide un tipo de análisis de coyuntura que señale los temas más relevantes para el hemisferio (americano) en relación con la crisis económica, la reconfiguración de liderazgos hemisféricos, los escenarios posibles enfatizando aspectos geopolíticos y socioeconómicos. El objetivo sería bosquejar un contexto que funcione como insumo para las mesas redondas del encuentro.
No resulta factible hacerlo porque los análisis de coyuntura no se orientan a la descripción de un panorama sino al análisis de correlaciones de fuerza con la finalidad de determinar acciones estratégicas y tácticas (e identidades) de actores políticos específicos en la coyuntura.
{Estos actores tienen un propósito y un horizonte y, sobre todo, esperan transformarse en el proceso para alcanzarlos los propósitos y apreciar sus horizontes}
2.- Sin embargo es posible utilizar algunas referencias de ese análisis para dibujar un panorama básico del área. Este panorama básico supone un alto nivel de abstracción y por tanto no expresa la realidad situacional ni coyuntural de ningún país o región o sector. Esas realidades demandan análisis específicos.
3.- Estructuralmente se vive (o muere) un proceso civilizatorio impulsado por la lógica del capitalismo. Su motor objetivo son las tecnologías de punta (informática, ingeniería genética) y su dinámica ha seguido hasta ahora el imperio del capital financiero. La producción de tecnologías de punta con alcance global y el control sobre el capital financiero están altamente concentrados tanto mundial como localmente de modo que el proceso civilizatorio contiene vigorosos factores de desagregación (otredad negativa), imperio, discriminación y sujeción. La globalización, moviéndose desde los núcleos de poder, enfatiza las asimetrías preexistentes y crea otras nuevas (como el acceso a Internet y su manejo, por ejemplo). En breve, este proceso civilizatorio acentúa las diferencias entre tipos de existir humanamente, legitima estas diferencias y las transforma en lugares de poderío y de vulnerabilidad.
América Latina, como región y población, se presenta como un ámbito de vulnerabilidad (esto quiere decir que puede ser objeto de ataques; mejor, que su vulnerabilidad convoca ataques. Toda vulnerabilidad atrae ataques) porque no produce tecnologías de punta (ni las adapta creativamente) y requiere de inversión “extranjera” para dinamizar y hacer crecer mover sus economías/sociedades todavía centradas en la producción de commodities. No consume con opulencia ni produce con eficiencia. América Latina tampoco está internamente integrada. Una parte de su población migra hacia donde no es querida. El área contiene abundantes riquezas naturales, pero también poblaciones no deseadas. El área centroamericana es un buen ejemplo de estas realidades. Sin embargo, un chiste, generado probablemente en Buenos Aires, es gráfico respecto de esta situación: “¡Qué hermoso país Argentina! Lástima que esté lleno de argentinos”. Pueden aplicarlo a toda la región.´
{En el último período, principalmente entre el 2003 y el 2007/08 la región latinoamericana tuvo (o le cayó) un crecimiento significativo (un 5% anual en el 2006), encabezado por Argentina, Brasil y Venezuela) (Compárese con una media del 1.2% de la década de los noventa) y vio caer su indicador de pobreza y miseria en 10 puntos entre el 2002 y el 2008, ubicándolo en un 34%. Sin embargo el indicador de desempleo fue alto, alrededor del 10% y la tendencia a una distribución cada vez más inequitativa de la riqueza se sostuvo. Por ello la OEA, y la menciono porque hasta el momento no es sospechosa ni de comunismo ni de terrorismo, ha señalado que los grandes desafíos son empleo, justicia social y deterioro del medio. La erosión de la subjetividad y sujetividad de la población no la advierte la OEA}.
4.- Geopolíticamente el planeta (es decir sus poderes) practica hoy una sensibilidad denominada “guerra global preventiva contra el terrorismo” que contiene el colapso de la idea de Naciones Unidas y su inanidad práctica y el retroceso de casi un siglo en términos de relaciones internacionales (se ha retornado al imperio del garrote y del gorila más fuerte), solo que ahora existe armamento de destrucción masiva (atómico, bacteriológico, químico) que hace un siglo era inexistente. Quienes entre ustedes duermen en la confianza de que el día de mañana será semejante al recién pasado, pueden comenzar a desvelarse.
Desde este segundo punto de vista, el geopolítico, y como región América Latina y sus poblaciones son también altamente vulnerables. Esta situación no cambiará significativamente en el corto y mediano plazo culturales. Su cambio no se seguirá de ninguna espontaneidad o magia: debe ser políticamente producida. Si esto último no ocurre, más bien la vulnerabilidad, principalmente económico-social, étnica y geopolítica debería acentuarse.
5.- La vulnerabilidad de América Latina no se sigue de que sea amenazada por poderes “exteriores” o imperiales (la ‘globalización’ o Irán, por ejemplo. Menciono esto último porque el Secretario de Defensa de la administración Obama se mostró preocupado por la penetración iraní en América Latina, Alá nos pille confesados), sino de su historia, es decir de su posicionamiento en la economía mundial, de sus desagregaciones internas, de los regímenes políticos y culturales institucionales que han legitimado estos posicionamientos, desagregaciones y discriminaciones, y de la escasa (aunque comprensible) permeabilidad de sus grupos dominantes para transferir poderes (capacidades) tanto a la ciudadanía como a los sectores de su población producidos como humildes o empobrecidos, rurales o urbanos, mujeres, ancianos, niños y jóvenes.
[Es decir tenemos, a la vez, mercados concentrados y excluyentes y mercados segmentados. Entonces existen los más pobres sin acceso a los mercados y los pobres con acceso a ellos pero que compran bienes y servicios de mala o muy mala calidad. Al menos en Estados Unidos los académicos no aceptan que este sistema económico-social ‘nuestro’ sea capitalismo efectivo. A los más lo valoran un capitalismo degradado o desnaturalizado, por oligárquico y clientelar. No estoy diciendo que tengan razón. Solo lo menciono.]
[Una segunda observación: en el contexto de vulnerabilidad de la población América Latina viene atravesando la potencialidad de un “bono demográfico”, es decir una disminución de las personas dependientes o un mayor porcentaje de trabajadores potenciales y cotizadores de servicios sociales. Parece un factor positivo para dar un salto en la producción y distribución de riqueza. Pero no acompañamos, por decir algo, este bono demográfico, con una mejoría de la educación secundaria ni con programas de educación y capacitación permanentes que favorecerían una mejor inserción cualitativa de esta fuerza laboral en la economía. Solo estoy hablando de ser más efectivos: producir más y mejor, en el marco del sistema vigente. Pues no lo hacemos. No nos damos voluntad política para hacerlo. Por el contrario, los jóvenes, en especial las mujeres, suelen ser el sector más vulnerable al desempleo o a los empleos de mala calidad.
De hecho, los jóvenes sin empleo casi triplican porcentualmente el número de adultos desempleados: un 19%. En este número las mujeres jóvenes llevan la peor parte de la inestabilidad, inseguridad y discriminación laborales. Obviamente se trata de una señal clara de otra fractura social: la de sexo-género. Pero que palidece ante la negligencia de los sectores dirigentes en el capitalismo oligárquico].
6.- Articulando esta noción de vulnerabilidad, pero dando un salto, en parte justificable para no trazar un panorama en exceso oscuro en una conversación inaugural, y refiriéndome a un horizonte estratégico hecho necesario y posible por este proceso civilizatorio, la actual fase de globalización, señalaré que la existencia de desafíos mundiales (el principal, la producción humana de un Triángulo de las Bermudas) demanda empeñarse en la producción cultural y política de la especie humana. Esta especie ha sido hasta hoy puramente biológica o genética. Solo una especie cultural y política (inevitablemente diversa) puede transformar los desafíos globales en problemas globales y tratar de resolverlos como algo en que le va la más íntima identidad.
La cuestión, por irreal que se presente a primera vista, debería interesar estratégicamente a una Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (supone, entre otros factores, reposicionar políticamente la noción de desarrollo y tornarla compatible con el principio universal de agencia humana. Este es un principio moderno, de origen liberal. Admite críticas).
[No se entusiasmen con la expresión “proceso civilizatorio”. Lo tomo de la Antropología Cultural. Hace referencia a un cambio significativo en los medios de trabajo que configura una nueva manera de producir y apropiarse de la riqueza y que va acompañada de una nueva manera (sensibilidad, mentalidad) de apreciar y estar en el mundo. La invención de la agricultura fue el primer proceso civilizatorio. Y gestó la figura de la suegra. Ustedes dirán si fue algo o bello y bueno o perverso y mutilante].
[“Triángulo de las Bermudas” remite a la interacción entre modelo económico global, polarización social mundial y costo ambiental natural y social. La Unión… se ocupa del daño del ambiente natural. Pero también somos cada vez más estúpidos, o al menos yo lo soy. Pero lo que importa es que se trata de tres factores articulados y que se potencian mutuamente ya los que las conferencias mundiales, torpemente, suelen tratar por separado. En su articulación destructiva puede desaparecer, en el siglo XXI o la especie humana o el tipo de humanidad que hemos conocido. Imaginen: el Banco Central de Costa Rica ha logrado el 3 de febrero del 2045 ¡por fin! llevar la inflación a 0.3 anual y treinta segundos después se acaba el planeta].
Entonces, habría una tarea estratégica que compete a todos y que constituye, a la vez un horizonte de esperanza: producir política y culturalmente la especie. No sería una, sino la articulación de diversos pueblos y culturas (y sectores sociales) que son capaces de reconocerse, debatir, acompañarse y crecer desde sí mismos. La especie humana no puede homogeneizarse porque está dotada de un principio de singularización. Somos diversos. Lo sabe la madre que distingue entre sus hijos (y suele tener favoritos o preferidas) y lo saben los antropólogos que sostienen que no es demasiado útil, para el conocimiento específico de cada cultura, compararlas para ver cuáles son “mejores” que otras. Todas expresan, a su manera, posibilidades de ser humano.]
7.- Retornando a cuestiones más inmediatas y también importantes, un nuevo apretón de tuercas globalizador capitalista (mundialización de la forma mercancía) supone disputas tanto por mercados como por la hegemonía geopolítica que contiene la supremacía cultural (sensibilidad dominante y de dominación). Todo parece indicar que el siglo XXI será un siglo de alineamientos y guerras de diverso tipo pero alimentadas todas en último término por codicias, prestigios y crisis particulares. América Latina no será actor significativo en ellas, excepto por poner víctimas desagregadas y enfrentadas o existiendo en la paz de los cementerios, pero sufrirá las consecuencias de toda nueva repartición global del poder y de cada conflicto, incluyendo aquel que podría significar la desaparición de la especie tal como la conocemos. Ojalá fuéramos ya una región. En este sentido la Unión Sudamericana de Naciones (2007) o el proyecto/proceso del ALBA, Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (con independencia de las voluntades específicas de quienes los impulsan) constituyen, con sus debilidades, embriones de esperanza, así como también lo son los rechazos regionales a los golpes de Estado, la adhesión generalizada a los regímenes democráticos y la aproximación cubana a América Latina. Sería extraordinario, pero poco probable, que Estados Unidos apoyase la articulación positiva y autónoma del área. Admirable sería también la posibilidad de una articulación Mesoamericana y Caribeña, tanto formal como de contenidos económico-sociales y de sensibilidad cultural.
Agreguemos que dondequiera se instale el núcleo de poder hegemónico en el transcurso del siglo XXI, China/India, Unión Europea, un revitalizado EUA, ello no implicará mejoría o perjuicios estructurales para la región. Se tratará siempre del imperio del gran capital y de las tecnologías de punta y de sus administradores locales (y de una mentalidad que, por operativa, invisibiliza o niega absolutamente horizontes de transformación) y en relación con estos factores América Latina seguirá siendo vulnerable porque nuestros rasgos ‘internos’ así lo determinan.
[No somos tan precarios, en cambio, en el tercer factor: nuestras gentes producen horizontes de esperanza y tratan de vivirlos. No desean malmorir. Se resisten. Buscan en sus raíces sociales y con sus luchas y fiestas la posibilidad de trascender].
Anotemos todavía, como observación: si los pobres (gentes, regiones y sectores) van a perder, sería mejor que lo hiciesen integrados, organizados y comprendiendo lo que les pasa. En esas condiciones de repente no pierden y contribuyen a salvar a todos.
8.- Los escenarios de conflicto “interno” en América Latina se determinan todavía politicistamente (es una desviación que podemos encontrar, por ejemplo, en el texto amplio del Pacto por la Vida, de la Unión Mundial…) y en los términos (ideológicos, polarizados y con tendencia al maniqueísmo) que impuso la sensibilidad del Consenso de Washington (pensamiento y práctica únicos, generados a inicios de los noventa). Así, por ejemplo, se opone cotidianamente ‘la’ democracia (que sería procedimental y representativa: poliarquía) a sus versiones “populistas” y participativas, cuestión que no admite ningún debate serio si se considera incluso la Carta Democrática de la OEA (2001).
[También se escinden y enfrentan los esfuerzos por crear “nación” con las demandas de la mundialización o globalización. No se trata de dilemas efectivos. Equivale a pensar que porque existe un mercado mundial de futbolistas o un Campeonato Mundial de ese espectáculo no se puede tener un torneo nacional de calidad o atractivo o ambos. Por supuesto que esto último no resulta fácil. Pero es altamente probable que se pueda si se generan y se sostienen políticas apropiadas.]
[Más burdamente, si es posible, escuchamos a Ministros de Gobierno gritarle a la gente: “¿Qué quieren? ¿Empleos o bosques?”. Ni siquiera ofrecen riqueza. Empleos de malmorir y destrucción, quizás irreversible, de la Naturaleza es su programa. La gente quiere trabajo creativo y digno y también bosques y aves e insectos. Estúpida que es la gente sencilla: quiere existir bellamente y ser feliz. Por lo demás, una existencia universal grata y creativa, libre, fue una de las promesas originales de la modernidad. Aunque usted no lo crea].
Retornemos a nuestras ideologizaciones, que ni siquiera son ‘nuestras’. Un Eje del Mal designa a los gobiernos/países que, en condiciones estructurales adversas y con mejor o peor talento, procuran un crecimiento que no castigue unilateralmente a su fuerza laboral, disminuya el subempleo y desempleo, financie políticas públicas e inversiones o busque bajar el costo social de crisis del sistema (Argentina, 2000, por ejemplo). Se anatematiza genéricamente a estas experiencias como “populistas” o de “izquierda” y se predice (con alegría) una y otra vez su fracaso y colapso, como si él no formara parte de un fracaso de todos nosotros. Parecido, desde otra acera, sería aplaudir un fracaso absoluto de la administración Uribe en Colombia. También sería un fracaso para toda América Latina. Colombia debe salir ya de sus múltiples guerras. Y la administración Uribe, a la que no admiro para nada, forma parte de la memoria que ayudaría a superar ese permanente desangre, sufrimiento y autoexilio. Ahora, en el imaginario politicista dominante el núcleo de este “eje del mal” lo configurarían Cuba, Venezuela y Bolivia. Ecuador. Centroamérica añadiría a Nicaragua y a Honduras. Pero en el grupo se ha incluido, la prensa masiva todavía lo hace, ocasionalmente a Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y hasta el ‘socialista’ Chile. El otro polo, el bueno, lo encabezaría Colombia y se le añadiría Perú. México queda en una especie de limbo. A Brasil, del cual se ignora el carácter de sus desafíos y de sus respuestas, se le concede alguna autonomía. Un remoto Chile, ahora liberal, se utiliza como paradigma por su “éxito”, o sea por su buen desempeño relativo en los mercados, aunque se invisibilizan sus omisiones en educación, salud y costos ambientales y también sus esfuerzos por “ordenar”, si no nacionalmente al menos ‘chilenamente’ su economía para que funcione en el orden global. Seguimos siendo la última región del mundo donde todavía opera con éxito la sensibilidad de la Guerra Fría ahora fecundada con el fundamentalismo del mercado. Sumemos un impetuoso, y algo repulsivo, conservadurismo clerical.
Los desafíos básicos de América Latina, sin embargo, no son de mera conducción político-ideológica. Son sociopolíticos y socioculturales, propios de formaciones sociales fracturadas muchas de cuyas instituciones representativas deberían funcionar con una lógica consociativa (minorías, vulnerables con capacidad de veto) no solo participativa. Ello al menos obligaría al debate. No nos hemos dado, históricamente, capacidad de debate y del trabajo previo que supone la confrontación de ideas e intereses. Entre nosotros, el diverso sigue siendo un sospechoso o un peligro.
Hemos escuchado esta mañana cómo la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza desea debatir para crecer e incidir. Bien por ese proyecto/proceso cuyos caracteres ustedes deben resolver.
Mirada como formaciones sociales y Estados, la región, una internamente hambrienta, pero también exportadora de alimentos a quienes pueden comprarlos, significa poco y corremos el riesgo de llegar a significar nada.
9.- Se me pedía examinar los desafíos a partir de la globalización y el ingreso de la economía mundial a una recesión. He enfatizado que si bien esos desafíos existen no pueden ser independizados de nuestros ‘caracteres internos’, de nuestra historia socioeconómica y cultural, ni privilegiados en relación con ellos. Considerados estructuralmente estos desafíos se ‘resolverán’ de acuerdo con la lógica capitalista imperante. América Latina no es región de milagros, y por ello mismo sus escritores produjeron un realismo mágico y también la desesperanza de los muertos que no terminan de morir porque no les han dado la tierra, mientras en sus apariciones ocasionales La Virgen nos solicita rezar con ardor y paciencia. Excepto en lo de rezar, no se equivoca la Virgen. Nos pide lo que nos falta: ardor radical y constancia. En lo de rezar el rosario se equivoca la Virgen, sin faltarle el respeto, porque no le han informado que en América Latina no todos son católicos y un buen número ni siquiera es cristiano (aunque acuda al templo y se golpee el pecho).
Uno de los rasgos de los análisis de coyuntura es que su empeño conduce a aquilatar las riquezas y flacuras objetivas y subjetivas que llevan a dar un carácter determinado (y a emprender ciertas acciones y no otras) a la organización que los realiza. Es el tema de la capacidad táctica y estratégica de incidencia. Pero “incidir” no quiere decir aquí rozarse con autoridades, firmar campos pagados, advertir, asesorar, programar o coordinar ‘desde arriba’. ‘Incidir’ hace referencia a la capacidad de transformar las correlaciones negativas de fuerza sociales y de transformarse uno en el empeño. Para una ONG, supone exigencias radicales de acompañamiento social y autocrítica. Aquí llevan ventaja las ONGs ante los gobiernos. Los últimos suelen estar atados por legislaciones y acuerdos de intereses con sus clientelas y corporaciones locales e internacionales. Las ONGs pueden darse mayor autonomía. Pero, claro, tienen los desafíos del financiamiento, de la burocratización, de transformarse en modus vivendi, la tentación de la soberbia tecnocrática, de las asesorías, de las coordinaciones falsas. Ustedes conocen, tal vez viven, estas desviaciones y corrupciones que pueden aniquilar (con dolor que, por desgracia, suele pasar pronto) los mejores deseos.
El análisis de coyuntura, decíamos, demanda obligarse a pensar (se) desde uno mismo, o sea desde la inevitable particularidad de la existencia humana, en condiciones que no se determinan o controlan por completo (o sea como parte de un cuadro de fuerzas) y sobre las que se busca incidir para producir su sentido o sentidos, aunque ello nunca se logre enteramente.
[Ojalá este Foro sea ocasión para que ustedes y sus organizaciones refuercen esta voluntad de aprender a pensarse desde sí mismos, rompiendo identificaciones inerciales y estereotipos que les impiden alcanzar sus metas explícitas.]
Quizás fue ésta la intención del nombre de esta convocatoria mesoamericana de la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza: “Pensar Centroamérica desde nuestras riquezas y debilidades particulares como organizaciones y red desde los antiguos desafíos no superados y en relación con un reposicionamiento que podrían contener los nuevos desafíos políticos hemisféricos: un análisis de tendencias y de horizontes”.
O, mejor todavía, lo que ofrecen como síntesis de su Pacto por la Vida:
“El Pacto por la vida es una iniciativa que busca afrontar las problemáticas sociales, económicas y ambientales de la región desde un enfoque integrador y participativo, en el cual cada persona y organización se sienta libre de proponer ideas y generar discusión para la construcción de un nuevo modelo de desarrollo que sea incluyente y sustentable”.
Uno querría que ustedes, cada uno, sintiera que su existencia es parte de la vida de todo y de todos. Por ahí creo se puede buscar empezar a tornar proceso este Pacto.
Ojalá esta ya larguísima y siempre aburrida exposición les resulte de alguna utilidad en estos días de trabajo, aunque sea porque la rechacen absolutamente. Ese rechazo sería ya el inicio de un camino de búsqueda y de debate. Pero recuerden que no se trata de un ejercicio puramente intelectual, o de un balance, sino de una cada vez más urgente y radical conversión.